Todo esto es
justo lo contrario al recogimiento; después de estar leyendo sobre él, no hay nada
más hermoso que poderlo vivir; así que hacerse ermitaño debe ser cosa muy buena
y sana. Seguro que sí, pero en otro lugar dónde se puedan guardar los sentidos.
Se lo pregunté a
mi amiga allí donde se encontraba; no me respondió y tomé la palabra.
Recoger los
sentidos en éste lugar y en ésta época, le dije, es como querer que por la mañana
salga la luna.
El sol está
radiante, el mar busca los mejores colores para estar bellísimo, las plantas
lucen con todo su esplendor… así que, buscar un lugar oscuro, recoger los
sentidos y cerrar las ventanas por no derramar los ojos, es… ¡imposible!,
querida.
Estos días he
tomado el libro y leyendo estaba sobre el recogimiento y desear ver a Dios con
el corazón. Fácil lo tenían Isaac y Elías, le dije, que se iban al monte para huir
de las gentes donde no había ni discordias ni contrariedades.
El recogimiento
lleva a la devoción, buscar la perfección en las virtudes y llegar estrechamente
a Dios. Es lo antepuesto a los reinos y las riquezas. No se le puede comparar
con nada; ni siquiera con las piedras preciosas, porque, el mismo oro en su
comparación es arena. Es más que la salud y la hermosura. Es luz que alumbra
los sentidos y nadie puede apagar. El recogimiento es la madre de todos los
bienes sin envidia alguna. Es todo un tesoro que usan los verdaderos amigos de
Dios. Es un rosal de virtudes. Es sacerdote real para que los hombres se puedan
ofrecer a Dios. Es un silencio que en el cielo de nuestra alma se hace. Es un
servicio que se hace a Dios adorando su divina Majestad y sillón para que se
detenga en nuestra casa interior a descansar. Es tienda de campaña para andar
por el desierto. Es vaso de oro para guardar las delicias en nuestro pecho. Es
valle donde abunda el mejor trigo. Es viña que se ha de guardar en vigilancia
para poder gustar sus deliciosos frutos. Es huerto cerrado y sólo Dios tiene la
llave para que entre cuando quiera. Es, entre otras muchísimas cosas, ascensión
espiritual con Cristo.
+Capuchino de Silos
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