No lo esperaba, pero me llegó el constipado. Con mucha
fiebre y una tos aburridísima que
despierta a mi marido en la noche. ¡Pobre! Y me acuerdo del día que nos
casamos... “en la salud y en la enfermedad...” ¡Sí! Eso es así, y espero que lo
siga siendo por muchos años. No me quiero separar de él; ni en estos momentos
tan molestos para los dos. También me
acuerdo del pobre cura de la parroquia que oficia la Santa Misa. Hace unos días el pobre
estuvo más o menos como yo y aun así celebraba con un recogimiento que
sobrecogía y que elevaba sus oraciones a Nuestro Señor en todo instante. Es
verdad que el Señor lo tiene bien sujeto de la mano.
Anoche, en ese molesto letargo que da el resfriado, me
preguntaba cómo estaría la luna el día del nacimiento de nuestro Niño, porque
la luna es la verdadera luz que refleja el Sol que nos va a nacer dentro de
unos días.
Ahora, de nuevo, el pajarillo que cada día ronda por el
jardín me trae en su pico ese canto que necesito para poderle rezar. Lo dejo a los pies del Niño.
Y cada día
dejándome descansar
Y cada día
dejándome descansar
sigo amando.
+Capuchino de Silos
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