Cada
día más me acerco a esa esperanza firme, a esa esperanza alegre y segura, a esa
caridad ardiente; tan ardiente como ese corazoncito del dulce Niño que pronto
nacerá. Él estará allí, en esa cuna sin techo, sin más abrigo que el amor de
sus benditos padres y el calor de una luna casi llena de azul infinito, como es
el infinito Amor que se refleja en ella.
Desde
ese humilde portal, todos mis deseos serán escuchados. Todas las cosas que
tracé desde niña, y que nunca dije, pero
que siguen en mi corazón, latirán sin más miedos que entregarlas al Rey de
reyes como un humilde y sencillo regalo navideño.
+Capuchino de Silos
‘