viernes, 11 de junio de 2010

"Una carta de Tertuliano..."


Entresaco un fragmento de “Una carta de Tertuliano… ”de los dos libros que Tertuliano, escritor del siglo II, escribió a su esposa hacia 199. Antes, mucho antes, existía ya el amor. Es de la carta del libro que estoy leyendo de José Pedro Manglano, “El libro del matrimonio”.
Me gustan los libros de lectura tranquila y sosegada y lo estoy haciendo con el máximo goce, entre otras cosas, porque me lo ha regalado mi marido que me seduce como si se tratase de un primer regalo para enamorarme. Y me enamoro enamorándome. Los libros son para mí como un bálsamo y él lo sabe; y si me gustan, los leo y los vuelvo a leer hasta gastar las tapas como hago con una pieza musical, que de tanto escucharla, creo que la he compuesto yo, haciendo el tarareo del contrapunto, como nos enseñaban en solfeo.
La lámpara sigue derrochando luces y sombras a mí alrededor mientras leo la carta que Tertuliano escribió a su mujer, (II, 8, 6-8), que copio fragmentada:


Cartago, Annum Domini 199

¿Cómo podré describir la felicidad de este matrimonio que la Iglesia reconoce, la celebración confirma, la bendición rubrica, los ángeles proclaman y el Padre aprueba?
¡Qué yugo es éste! Dos fieles unidos en una única esperanza, en un solo deseo, en un único respeto, en un único servicio.
Son al mismo tiempo hermanos y colaboradores; ninguna diferencia entre carne y espíritu: oran juntos, juntos se arrodillan, juntos ayunan, se instruyen mutuamente, se exhortan uno al otro y uno al otro se confortan.
Ninguno tiene secretos para el otro, ninguno evita al otro, ninguno molesta al otro
”.



Y sigue y sigue sabiendo que tenemos un alma…, y el último, me llega a ella.


Viendo esto, Cristo se alegra enviándoles su paz. Donde estén tales esposos, allí estará; y donde está Él no hay lugar para el mal”. Tertuliano


Me pregunto si sonará Mendelssohn cuando atraviese el último punto del libro.


+Capuchino de Silos


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4 comentarios:

  1. ¡Oh, querida "C", que gran ilusión me hace poder leer esa carta, que no conocía. Este sí es un gigante del espíritu. Y además, gracias a él, pudimos en el Occidente cristiano poseer la versión más directa del Cristianismo, a través de la lengua, porque el mismo San Irineo de Lyon, y hasta en la misma Roma, el primitivo lenguaje de los cristianos fue el Griego, hasta que en el Africa romana, surge la gigantesca e incomparable figura de este "Quintus Septimius Florens", llamado entre los amigos "Tertuliano", que lejos de dedicarse al "cine", como Paul Newman o Anthony Hopkins, se dedicó a la Retórica y al Derecho, dentro de una antropología vigorosa y llena de la fuerza del Espíritu, para terminar siendo considreado finalmente como el fundador de la Teología sacramental, pese a haber nacido en Cartago sobre el año 160. Me ha gustado mucho la carta que publicas, pero quiero ofrecerte también un texto suyo, más general, pero que, sin duda, te gustará, o al menos tengo buenos motivos para crerlo así. Disculpa la dimensión, pero este es el texto: "... Dejad que la verdad se abra paso hasta vuestros oídos, aunque sea por este camino privado de un escrito sin voz. La verdad no pide favor alguno para su causa, porque no se asombra de su condición: sabe que anda como extranjera en la tierra, y que, andando entre extranjeros, fácilmente se encuentra con enemigos: su linaje, su morada, su esperanza, su crédito, el reconocimiento de su valor están en los cielos. Mientras tanto, una sola cosa pide: que no se la condene sin ser conocida. ¿Qué daño les puede venir a las leyes, que son soberanas en su propia esfera, de que se la oiga? ¿Podrá su soberanía ser más gloriosa por el hecho de que condenen a la verdad sin haberla oído? Si la condenan sin oírla, además del reproche de injusticia, se atraerán la sospecha de un prejuicio por el cual no están dispuestos a oir aquello que saben que no podrían condenar una vez oído...”(Apologeticus, I, 1, 1ss.)

    Muchas gracias, "C", y un beso. Luis.-

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  2. Esa carta... es romanticismo pero del bueno, del que acaba teniendo una base en la realidad (aunque parezca contradictorio)

    Hay que volver a los clásicos. Y sobre todo a las fuentes. Como hizo, por ejemplo, otro Newman. John Henry, se llamaba.

    Que pases buena semana, Capuchino
    Un abrazo

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  3. Que hermosa lectura, pero también me ha gustado lo que decís de tu compañero de vida: ese "me enamoro, enamorándome" me ha parecido un poema en dos palabras.


    Besito y buena semana

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  4. ¿Sabes qué me ha gustado más incluso que la carta? Esto:

    "me lo ha regalado mi marido que me seduce como si se tratase de un primer regalo para enamorarme. Y me enamoro enamorándome. Los libros son para mí como un bálsamo y él lo sabe"

    ¡BRAVO!

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