viernes, 18 de junio de 2010

De animales

 "Tabú", uno de los hijos de "Fusa"
 
Yo que he sido madre, hija, esposa y amiga, sé muy bien como es de cambiante el ser humano. En cambio los perros están libres de esa inestabilidad y vaivenes de sentimientos. El perro cuando ama, es para siempre hasta su último suspiro y ladrido.

A Fusa, mi perra.

Hoy es martes, martes, 15 de Junio, Fusa, me quiere decir con su lenguaje perruno algo a ladrido limpio. Va de un lado para otro, sin pararse y sin separarse. Nerviosa, muy nerviosa, me está esperando en la puerta sabiendo que algo le está ocurriendo. No sabe qué es, porque es la primera vez, (espero que sea la última), que espera nuevas vidas que están a punto de nacer.

A las once y cinco de la mañana, comienzan las contracciones. Mi marido me dice que no, que son cosas mías. Se despide con un beso, que casi no percibo porque estoy pensando qué me va a hacer falta para el parto, y se marcha. Yo le insisto, pero nada, como es hombre, asegura que a Fusa le quedan varios días para que nazcan los cachorros.

Si, si y si. Dentro de su cajita comienza con dolores de expulsión y a las once y veintidós minutos nace una hembrita; al cuarto de hora nace un machito similar a ella y antes del Ángelus nace el tercero. Un macho con más negro que blanco y precioso, (el padre y ella son blancos). Me consta que no tuvo ninguna otra relación.

La familia perruna ha aumentado. Fusa es una madre excelente y feliz. Los cachorritos están gorditos y preciosos.

Yo, esperando verlos crecer y encomendándome. Sé que me espera un verano de aúpa, y con “la caló”.

"
Brindo por los perros buenos.
Sea cual sea su raza, tengan o no pedigrí,
aunque nunca hayan ganado ningún premio de postín,
brindo por los perros buenos.
Por los rabos que se agitan, por las miradas sinceras,
la extraordinaria valía y lealtad insospechada
que tal y como merecen nunca serán valoradas
".


+C





'

2 comentarios:

  1. Que bien C. "La familia y tres más". Felicidades.
    Yo también brindo por los perros.
    Siempre me había negado a tener animales en un piso. Una vez tuvimos un gato y al muy puñetero le gustaba el olor del papel vegetal y la tinta china y en más de una ocasión se orinó en mis planos extendidos en el tablero de dibujo. Horas de trabajo perdidas. Después me destrozó la tapicería del sofá.
    Un día mis hijas María y Sara llegaron con un chucho callejero (de esos pequeños, color canela,con boca potente y rabo enroscado) que las había seguido por la calle; me miró el muy puñetero con cara de lástima y.... ya se quedó en casa porque comprendí que no podía privar de esa experiencia a mis hijos. Le llamamos Golfo. Tuvo un accidente con un coche y quedó cojo de la trasera izquierda. Mi hija Elvira lo operó y quedó muy bien aunque corría a la "pata chula" y era rapidísimo. Cuando escuchaba que le llevábamos a la calle o veía que cogía el collas, se volvía loco de contento y no paraba de dar vueltas sobre sí como queriendo morderse la cola.
    Se hizo muy mayor y se quedó sordico.
    Mi hijo Manuel se lo llevaba a las obras y un día una pala, dando marcha atrás, lo atropello y allí murió. Le enterramos en el huerto de la casa de los abuelos (y de Luci) en Las Lomas del Albujón, al pié de una palmera para que solo tuviese que levantar la pata para marcar su territorio.
    Mis hijos aún le ponen algunas flores.
    Lo que más me gustaba de él era que era hijo de cien noches de amor y que por venas corría la sangre de más de cien razas.
    Un abrazo

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  2. Yo siempre he tenido perros, gatos y pájaros. Siempre me han gustado mucho. También me encantan las plantas. Tuve una colección de orquídeas maravillosas, más de docientas, pero se me ocurrió cambiarlas de lugar y las perdí TODAS. Son delicadísimas y sufrí lo que nadie sabe.
    Algún día contaré una historia preciosa de perros y gatos.

    Me alegro volver a "verte".

    Un abrazo

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