lunes, 25 de febrero de 2019

…y tantas, y tantas noches.





¡Qué cerca está aquel gran día!...se va acercando. Yo voy muriendo. Ahora haría diez años… 
Me lo decía gimiendo y con el surtidor de lágrimas puesto en marcha sin poder saber cuándo había empezado. ¡Qué mal se encontraba! Me abracé a ella para consolarla. ¡Era imposible! Más y más lloraba; lo hacía con un sentimiento poco corriente. Su brazo derecho colgaba pesado, cansado y muy delgado al lado de su cuerpo mucho más largo que de costumbre; le faltaban las fuerzas para levantarlo; con el otro, se secaba las lágrimas con un pañuelo azul precioso.
-¿Te lo hiciste tú?, le pregunté.
-No, era de mi madre.
Todo en ella era desgana y tristeza. Su palidez y sus ojeras me llegaron a preocupar los días anteriores; tampoco hablaba.  Era la primera vez que la veía en ese estado de languidez.
¡Qué tristeza me produjo verla! Era claro que le faltaba la vida; sí que le faltaba. ¡Claro que le faltaba! Desde hacía días comulgaba sólo los sábados y domingos, y en la iglesia que iba, cuando se confesaba, le ponían de ejemplo a Francisco; así, sábado tras sábado. Antes, comulgaba cada día de la semana con la Misa incluida. Estaba desgarrada.

Aquel rumor dañino había atravesado los muros hasta llegar a la cafetería; y su dueño, ya se lo había hecho recordar por dos veces. La tercera no llegaría. Fue cuando tomó la decisión de no volver a ninguno de los dos sitios.

A principio de verano, aquella conversación la había destrozado cuando se fue a la playa. No tuvo más consuelo que la distracción del viaje, el rezo del rosario con su marido y el saber que el tiempo haría olvidar aquella mala mañana, la tarde con la persona que debía escucharla, y…tantas y tantas noches en vela.

Rezaré por ti, le dije. No temas.” Quien a Dios tiene nada le falta”




+Capuchino de Silos






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martes, 19 de febrero de 2019

La misiva







Estábamos en la cafetería desayunando las dos solas. Mi marido estaba, como de costumbre, haciendo algún recado; desaparece y aparece como los ángeles del nacimiento. Tengo una amiga que el marido fue a comprar tabaco y no volvió. Con el tiempo supo que se había vuelto a “casar”. No creo que el mío haga lo mismo, porque le tiro a la piscina todas sus pertenencias.

En fin…A otra cosa.

-En esa tarjeta te he puesto, le dije a María, la trayectoria del “regalo” que recibí anoche. Te explico cómo podrás visitar, y así poder conocer de qué puede tratarse. Es todo un hallazgo. He preferido no decirte nada más para que te lleves la sorpresa como me la llevé yo. Una sorpresa muy agradable y hechicera. Es mucho mejor que la veas con tus ojos, y visites el lugar dónde se exponen todas las ideas juntas y separadas. ¿Es un bazar? ¿Una sutileza? ¿Es una vivienda? ¿Es un ingenio de un espíritu tierno y sensible? Pues…no sé qué decirte. Es un regalo de lo más original para ti y para mí. Por eso te he dado la tarjeta para que la tengas en estos días, que sé, no lo estás pasando bien. Puede que sea un refugio donde poder conocer a esa persona delicada, afable, de refinamiento exquisito, amable con sensibilidad artística. Sí. Es una bella fantasía para estos tiempos feos y borrascosos que corren.

-Reconocí la nota, pero todavía no la he leído. Maldita la gana que tengo de nada.

-¡Ya!, Te comprendo “…en la mucha sabiduría hay mucha indignación; y el que añade ciencia, añade dolor y trabajo”

Terminamos la mañana dando un paseo por la playa.





+Capuchino de Silos




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lunes, 18 de febrero de 2019

Un precioso regalo




¡¡¡María....!!! 

Acabo de abrir el cajón y he recibido un precioso regalo. 
¡San José bendito me ha tenido en cuenta! Y es que ésta mañana he ido a darle gracias a su capillita. La están restaurando. Quedará maravillosa.
Mañana te cuento.

Un beso enorme.

+Capuchino de Silos








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miércoles, 13 de febrero de 2019

"...amar por Él"





Me decía con voz tímida que quería conseguir el alivio espiritual en la meditación de cada día; qué cómo podría llegar al plácido y sosegado Puerto que deseaba sin conseguirlo. Lloraba mientras reposaba su brazo sobre el respaldo del banco; allí mismo, en la misma iglesia. Sus lágrimas no hacían más que caer sobre su blusón blanco como la nieve más pura.
-Ignoramos todo, le dije muy bajito para no molestar a nadie. No podía consolar aquella alma compungida implorando amar más; seguía llorando sin parar.
-Nuestro entendimiento, le dije, es el ardor que recibimos de Dios cuando nos sentimos escuchados. No te apures, que, el conocimiento de todas las cosas de Dios que fueron, que son y que pueden ser, no están en nuestras manos. Son exclusivas suyas. No estaba segura de lo que yo misma contestaba, pero mi alma así lo sentía. No podemos entender a Dios. ¡Nos quiere tanto que nos hace llegar cómo hemos de entenderlo! Ten mucha calma. Nos va dando gotitas de agua purísima que llegan a nuestra alma como aquellas que recibimos el día del bautismo. Su Gracia exclusiva. Esa gracia por las que no tenemos dudas de sabernos hijos suyos. Somos hijos amados y escogidos por Él. Ten confianza, ten mucha confianza. Deja a un lado el rastro del deseo de querer saber tanto. Déjate amar por Él y no tengas miedo por nada. 
¡¡¡POR NADA!!!


+Capuchino de Silos








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sábado, 8 de diciembre de 2018

Inmaculada, Virgen María, gratia plena








Hubo una vez una más pura que las demás en un rincón de Galilea.
Porque las otras eran puras, pero María era la flor de la pureza.
La voz eterna del Arcángel iluminó su obscuridad y su pobreza.
Ave María (le decía como nosotros le decimos), gratia plena.
Su corazón, que era un prodigio, quedó suspenso al escuchar la voz aquella.
La criatura se asombraba de ver a Dios Nuestro Señor pendiente de ella.
Adán oía entre las sombras y entre las sombras escuchaban los Profetas.
Los pobres muertos, en su patria de polvo y siglos, esperaban la respuesta.
Cuando la niña abrió los labios, el paraíso lentamente abrió sus puertas.
Y Dios bajó, para salvarnos, al vientre puro de su Madre, la Doncella.
La misteriosa economía del universo está pendiente de sus manos.
Porque por algo están unidas constantemente y sin rumor en su regazo.
Esa tarea silenciosa mueve la máquina invisible de los astros.
La fuerza muda y escondida de la oración es la que impide su fracaso.
Por ella el frío es menos frío y el desamparo es mucho menos desamparo.
Por ella el hombre sobrelleva su enorme carga de amargura y de cansancio.
Siempre encerrada en su pureza, la dulce niña nos ayuda sin descanso.
La caridad en que se quema nos ilumina con su fuego sacrosanto.
El mundo es grande para todos, pero es pequeño como un niño entre sus brazos.
Puede dormir profundamente, pues la doncella que lo acuna está rezando.
Si la doncella no velara, ¿quién dormiría en esta noche tenebrosa?
¿Quién viviría para el débil, para el que sufre soledad, para el que llora?
¿Quién vencería en este mundo la poderosa resistencia de las cosas?
¿Quién pagaría lo que falta pagar a Dios por la belleza de sus obras?
Contra la muerte y el olvido su cuerpo frágil de mujer es una roca.
Dormido en ella, el hombre puede sobrevivir a los peligros que lo acosan.
Sólo viviendo en esa cárcel el hombre es libre como el pájaro y las olas.
Porque ni el tiempo ni el espacio tienen cabida en la prisión maravillosa.
El corazón, esperanzado, distingue al fin algo de luz entre las sombras.
Y el alma, llena de alegría, puede decir con emoción que no está sola.

(Parte de La Doncella, de Francisco Luis Bernardez)



+(Parte de La Doncella, de Francisco Luis Bernardez)







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jueves, 6 de diciembre de 2018

Cosas guardadas en un cajón desde el corazón.




Eran como dos alas salidas del alma para que pudiesen volar hacia ese Niño Dios que saldría a mi encuentro sonriente, compasivo, divino, lleno de piedad y generosidad; podría colmarlo, después de mucho tiempo, con aquel presente de escasa luz, que, desde mi corazón y mis manos, había salido como un pastorcito más de un Belén cualquiera. Alas de ilusión y esperanza en estos días anteriores a la inmensa fiesta de su nacimiento. Alas de recogimiento y alimento de gracia que recibía del mismísimo Dios. Alas que tiene el alma para buscar el reposo; alas que tiene el deseo con la voluntad del águila, cuyo vuelo y conversación llevan al cielo y que son más celestiales que terrenos.

Día a día mis remos avanzaban al sosegado puerto; cruzaría por fin a la otra orilla; me encontraría con aquel divino Infante. Ese fue, desde siempre, mi inmenso deseo.

Quisiera haber tenido el entendimiento pequeñito y suficiente para haber obrado en consecuencia antes, mucho antes. Me hubiese ahorrado guardar las alas en un cajón donde se encuentran, donde duermen y dormirán para siempre.


+Capuchino de Silos






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sábado, 24 de noviembre de 2018

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!


¡Rey de todo el Universo, Salvador del mundo y creador de todas las cosas!
Señor y Rey mío;
Te pido perdón por todos los pecados cometidos a lo largo de mi vida
Me dirijo a ti con la humildad que quisiera tener para poder hablarte.
Se haga en mí tu santísima voluntad para poder darte gracias de la mañana a la noche y darte mi amor que nunca será suficiente.
Te entrego y ofrezco mis pensamientos, palabras y obras; mi trabajo que nunca es lo suficientemente digno.
Mis penas y sufrimientos; ponerlo todo en tus manos.
Me consagro y me entrego a ti Señor y Rey mío en este tu gran día.
Ayúdame a renovar esta consagración cada día para vivir dentro de tu Sacratísimo Corazón.
Ten piedad de todos nosotros, de todos los que te han abandonado, de los que pasan hambre y mueren sin haberte conocido. Socorre a los más necesitados.
La Santa Iglesia parece haber perdido la fe. Haz que brille en toda la tierra y pueda vivir el auténtico Evangelio. Amén


+Capuchino de Silos





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lunes, 22 de octubre de 2018

Volar, volar...





Habíamos quedado para ir al mercado. El día abría sin una nube después de haber llovido tanto. 
Casi paseábamos.
-Yo no sé si te ocurrirá a ti, me decía, pero cuando veo y siento tantas maldades y perversidades que hay en el mundo, las que nos están rodeando a todas horas y en todo momento, las quisiera echar a volar bien lejos para no vivirlas y no tenerlas conmigo ni un solo segundo; tampoco quisiera tenerlas cerca; desearía destruirlas todas, hacerlas desaparecer. Tener un mundo diferente. Un mundo de amor y concordia. Sacan lo peor que hay en mí y me vuelvo peor de lo que en realidad soy. ¿No te ocurre a ti lo mismo?
 -Gracias a Dios, le dije, me dio otras dos alas diferentes para que pudiese volar hacia Él, conocer los deleites del mismo Cielo, y el recogimiento. Estar en ese lugar que solo a mí pertenece, en esa soledad que es mi mayor tesoro; estar en recogimiento para recibir cada día las mil gracias divinas de manos del mismísimo Altísimo; esperarlas en ese rinconcito de mi rendida alma. Necesito de su mano; solo con la mía no me basto. Sola no soy capaz de dar ni siquiera un mal paso. San Juan dice, que esas alas son como la de las mismísimas águilas que vuelan hacia el cielo y allí echan parrafadas con Dios, creador de ellas a las que deberíamos imitar. 
Volar, volar; alcanzar esa armonía interior sacudiendo las alas del entendimiento y la voluntad; hacer como ellas para llegar a esa orilla celestial. Recibir todas las cosas que de mí quiere Aquel que me sostiene para que vuele bien alto hacia Él.
-Volemos juntas.
-Volemos de su mano.


+Capuchino de Silos



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jueves, 18 de octubre de 2018

Desde el susurro.




No me escuchaba, y a mí me llegaba un susurro muy tenue. Bajaba los escalones de prisa para salir al jardín. Nos sentamos en el banco como solíamos hacer mirando las gauras blancas y el macizo completamente florecido.
- No he oído lo que has dicho, comencé a decirle.
- “Venga, Señor, el tu reino; ven, Señor, por mí o manda llevarme a ti. Eso más o menos era lo que te decía; lo leí y paré en seco porque tuve para todo el día. Eso era. Si te das cuenta, todo en Él es bueno, no hay nada malo. Lo malo, lo terrible, lo funesto, lo mortecino está en nosotros mismos. Él nos dejó todo un reino cuajado de la más exquisita y delicada belleza; fuera de él, de ese maravilloso reino no hay nada bueno que se pueda admirar con verdadera dulzura y ternura. No se puede llamar buen cristiano el que de todo ese divino reino que nos dejó en herencia, esté falto. Ese gran deseo, ese suspirar por tener esa riqueza que está en su reino nace en el mismísimo jardín del alma; bien por conocer las maldades del mundo y haberlas hecho volar para que se pierdan para siempre, o por haber gozado de los deleites del mismo Cielo. Por eso te digo que, si tienes esos goces, ya tienes lo que tanto deseas por esa gracia que de Él te llega.
-Tienes razón, le dije. Mira esas flores. Todo es un misterio de color, sabiduría y amor. Con esta delicia comienza todo un Tratado de ese maravilloso mundo que nos pertenece. Si esta belleza la podemos saborear, ¿cómo será su Reino?



+Capuchino de Silos







lunes, 15 de octubre de 2018

Amor puro y chocolate negro.




Ya mejorada de su congoja se puso firme como un guardia delante de su jefe; le creció su figura y tomó la palabra para responderme. Como siempre, me dio un baño de humildad. Pensé que sus palabras anteriores no eran para preocupar. No me equivoqué.
El que mejor sabe de nuestros corazones, comenzó a decir, es Dios nuestro Señor. Él sabe lo que nuestro espíritu desea para que podamos cumplir su santa voluntad; nos enseña cuáles son las cosas que nuestro espíritu necesita en todo momento, y más, cuando realmente lo amamos. Eso es así. Leí hace algún tiempo en un libro que me prestaste, que San Agustín decía que “así como el cuerpo se mueve por algún espacio, se mueve el alma por el deseo”. También decía que, “el alma está donde más se ama que donde se desea” Yo te digo que no se puede anhelar o desear por Él sin tenerle un gran amor. Es verdad. Si el amor rebosa dentro de nuestro corazón el deseo será grande y ese mismo deseo, supone amar a lo grande, a lo inmenso, a lo verdadero. Pienso que si amamos a Dios nuestro Señor no es necesario que nos entristezcamos por no desearlo, el mismo corazón nos moverá a seguir amándolo; y amándolo mucho más por vivir en este valle de lágrimas como nos dice la Salve. Suspiraremos con verdadera locura por Él sin que nadie nos empuje.
- ¿Te das cuenta? Al final eres tú quien mejoras mis argumentos espirituales.
Hace un tiempo me prestaron un libro maravilloso de Santo Tomás de Aquino. Comentarios suyos sobre el Padrenuestro. Te lo prestaré para que lo medites y me lo comentas. Me encanta verte así de dicharachera.



+Capuchino de Silos