martes, 19 de febrero de 2019

La misiva







Estábamos en la cafetería desayunando las dos solas. Mi marido estaba, como de costumbre, haciendo algún recado; desaparece y aparece como los ángeles del nacimiento. Tengo una amiga que el marido fue a comprar tabaco y no volvió. Con el tiempo supo que se había vuelto a “casar”. No creo que el mío haga lo mismo, porque le tiro a la piscina todas sus pertenencias.

En fin…A otra cosa.

-En esa tarjeta te he puesto, le dije a María, la trayectoria del “regalo” que recibí anoche. Te explico cómo podrás visitar, y así poder conocer de qué puede tratarse. Es todo un hallazgo. He preferido no decirte nada más para que te lleves la sorpresa como me la llevé yo. Una sorpresa muy agradable y hechicera. Es mucho mejor que la veas con tus ojos, y visites el lugar dónde se exponen todas las ideas juntas y separadas. ¿Es un bazar? ¿Una sutileza? ¿Es una vivienda? ¿Es un ingenio de un espíritu tierno y sensible? Pues…no sé qué decirte. Es un regalo de lo más original para ti y para mí. Por eso te he dado la tarjeta para que la tengas en estos días, que sé, no lo estás pasando bien. Puede que sea un refugio donde poder conocer a esa persona delicada, afable, de refinamiento exquisito, amable con sensibilidad artística. Sí. Es una bella fantasía para estos tiempos feos y borrascosos que corren.

-Reconocí la nota, pero todavía no la he leído. Maldita la gana que tengo de nada.

-¡Ya!, Te comprendo “…en la mucha sabiduría hay mucha indignación; y el que añade ciencia, añade dolor y trabajo”

Terminamos la mañana dando un paseo por la playa.





+Capuchino de Silos




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