¡No me gustan las rebajas!

¡Qué poco me gustan las rebajas! Me di cuenta de lo poco que me gustaban cuando le dejé a mi madre los lazos de mis coletas: fue un asunto que nunca me interesó, como tampoco ir de tiendas. ¡Uf!, qué poquito me gusta ir de tienda. Me pongo, de inmediato, de un mal humor de perros y no me aguanto, no me soporto.
Nadie, nunca, me habló ni mal ni bien, más bien, bien que mal, pero tan solo ponerme delante de la puerta de unos grandes almacenes, me doy cuenta que aquello provoca en mí un cambio como si me hubiese tragado una patata grande cruda . -Yo no quiero nada de lo que hay ahí dentro - No me gustan los bullicios ni, tampoco, las obligaciones con fecha de caducidad.
Sigo soñando con la tienda pequeñita donde nadie te empuja, ni nadie te quita la prenda de la mano para, tan solo, manosearla y preguntarte el precio como si una fuese la dueña de la tienda.
Soy contraria al consumismo. Tengo muchos pecados, pero ese no. Tengo, en eso, el alma tan libre como una gacela.
Cuando terminan las rebajas, me siento gozosa por no haber pisado una tienda. Me queda un muy buen sabor. Me provoca una chispa de gozo porque no me he dejado influir por nada ni por nadie.
Mi tiempo lo invierto de otra manera, aunque sea descansando mi cabeza durmiendo una feliz siesta.
+Capuchino de Silos
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Me ocurre como a ti, donde este una tienda de barrio, que se quiten los grandes almacenes. Besos.
ResponderEliminarVaya, me he quedado sorpendido, siempre he pensado que las rebajas encantaban a todas. Me has quitado las ganas de ir.... La verdad es que a mi tampoco me gusta, pero sí la mimosa que has puesto de fondo en tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo
A mi lo que me gusta de las tiendas son los colores, muchos colores, tengo que ir cada semana a una tiendototota, que ahora tiene un apellido de Hiper, compro lo necesario, no me atrae lo superfluo, pero me encantan los colores de todo, de las flores, de los panes, de la verdura, de la ropa, se ve como un arcoiris, disfruto ir. E ir solo a las rebajas no me gusta.
ResponderEliminarMe gustan los colores.
Muchos saludos!!
DTB!!
Pues ya somos tres con Momentos. A mi tampoco me gustan. Eso si las mimosas, como angelo me gustan. Lo malo es que me entra complejo de cabra o algo asi al verlas de fonfo porque me dan ganas de mordelas,jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo guapa.
Hermana, no se que decir en realidad, sólo se que no cambio mi rato de silencio y soledad por nada es dónde mejor paso mi tiempo con ÉL, y dónde mejor se descansa en ÉL gracias buen dia.
ResponderEliminarYo aprovecho las rebajas para estirar mi paga de pobre estudiante, jeje. Con todo, me lo tomo con muuucha calma, nada de nervios ni prisas.
ResponderEliminarHay cosas más importantes. Un abrazo.
Como mi tiempo es oro, regalo de
ResponderEliminarDios, cuando verdaderamente necesito
compradme algo, voy lo adquiero.
¡Gracias Capuchino!
Un beso.
Dios te bendiga.
Buenas tardes Capuchina. A mi me gusta más cuando me hacen un descuento por fidelidad al establecimiento, pero reconozco que hay ofertas tipo 3x2 que vienen muy bien a familias numerosas.Un abrazo.
ResponderEliminarA mí tampoco me gustan las rebajas,
ResponderEliminarsolo voy si me hace falta algo, me gustan más los comercios pequeños.
Un abrazo.
El problema de comprar un frigorifico rebajado, una lavadora por ejemplo, es porque pueden tener algún defecto de fábrica. En la ropa, puede que esté mal cosido, en los calzados, cuánto más barato tanto más se rompen en poco tiempo. Y entonces, aquello que parecía barato, en menos de seis meses, si es el calzado, como mis sandalias comprado a principio de primavera, y en menos de fin de año, ya no me sirve.
ResponderEliminarYo veo que las ofertas de las rebajas es un medio para empobrecer al que menos tiene, pues el demasiado consumismo, es como un lavado de cerebro. Pobre gente que no saben pasar con el consumismo y compran lo que no usarán.
Jesús y María Santísma siempre os llene de muchas bendiciones a todos mis buenos hermanos y hermanas.
Bueno, me parece muy bien que puedas prescindir de las rebajas. ¡El que pueda que lo haga, claro! De todas formas yo también huyo de las aglomeraciones a la hora de comprar, porque también me pongo muy nerviosa de tener que ir sorteando a unos y a otros, cuando busco ropa, por ejemplo.
ResponderEliminarBesitos!
Pues la cifra va aumentando, a mí tampoco me gustan las rebajas por el alboroto, los empujones o la privación de mi libertad, poniéndome delante de los ojos lo que ni necesito ni busco. Me ahogo en ellas... Para mí, son un suplicio por el que nunca paso.
ResponderEliminarUn abrazo, y muy feliz año, lleno de esperanzas y luz.
Más sobre las rebajas.
ResponderEliminarA los cristianos nos conviene huír de las aglomeraciones para estar más cerca de Cristo, porque lo que hay en este mundo pasa, ni lo que se haya comprado un día en rebajas se aprovechará para siempre; se tirará a los contenedores de reciclajes si no se piensa en dar la ropa limpia al necesitado.
Yo desconfío de las rebajas, pues pueden poner un precio un antes y un después, pero no siempre conocemos la realidad del precio anterior al momento que dice que ya está rebajado el producto. Yo diría que es una estratégia para vender casi por el mismo precio, algo que no han conseguido vender en todo el año. Si hay trampa, peor para el tramposo. Porque en la venta no se debe engañar al cliente. Pues ¿qué pruebas puede haber si era verdad, que eso que ahora vale 50 euros por ejemplo, que antes era, de 80 o 90 euros? Cualquiera que prepare una trampa contra el prójimo, él mismo será la víctima de su propia trampa.
Sucede que alguien compra un artículo barato, suele resultar el doble de caro, porque si hay problemas y se estropea fuera de la garantía, ya no hay devolución del dinero ni puede cambiarse por otro igual o parecido, es lo que se pierde con tantas rebajas.
Luego, también puede suceder, que una persona que ha visto determinado producto, que no la ha interesado y la ha dejado pasar, y sólamente porque en el ticket dice que es rebaja, entonces lo compra.
El mundo actua con astucia, con engaños, y todos hemos de pasar ante el tribunal de Cristo, y los estafadores no pueden heredar el Reino de los cielos.
Hay otro punto, a causa de la crisis, muchos comerciantes durante todo el año, hace un descuento de un sesenta o setenta por ciento de un mueble, porque ya los clientes no entran a comprar.
Es muy triste que algunos comercios honrados hayan cerrado porque ya no vendían nada.