sábado, 10 de junio de 2017

Poner atención



Me hablaba enojada para decir que dejase hablar al corazón y que no me apartase de Dios jamás.
Que nunca, nunca lo hiciese, porque si así ocurría, me quedaría como la mata seca que de nada sirve para morir sin más, ya que no vería ninguna hoja florecer; que el espíritu interior sería tan invisible que iría caminando hacia el precipicio; que cuando el Sol naciese ya no podría verlo porque estaría tan ciega como el que no ve; que jamás podría ver el rocío de la mañana caer sobre sus hojas; que las raíces estarían tan secas como el estanque cuando le falta el agua y que las maldades serían tantas que irían rodando, sin parar, al mismo infierno. La verdad que me asusté.
En caso contrario, decía con regocijo…, si dejas que el Padre te visite, ocuparía, no lo dudes, un rincón en tu memoria; pero para eso la tierra tendría que estar recién abonada y habitable para que pudiese morar este Rey conjuntamente contigo. ¡Sólo los dos!

“¡Ay del hombre que tenga doblado corazón, y del pecador que entra a la tierra por dos caminos!”

Dichosa serás, si el corazón lo guardas para Él y recibes como huésped a tal Señor apartando todos los obstáculos para vivir con Él y sólo para El.



 +Capuchino de Silos



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jueves, 8 de junio de 2017

La misma Voluntad.



Trabajar para el Señor, me decía, era trabajar sin límites de horas. 
Todas las horas debería dedicárselas a Él en paciente y cuidadosa artesanía. Esas horas se llenarían de gozo espiritual, poniendo todo, todo, en sus benditas manos; sabiendo, que, su ayuda, haría nuestro trabajo más bendito y virtuoso. Que su ayuda nos acompañaría en todo instante y sería como un sueño para despertarnos después, en la Eternidad.
Me dijo, que deberíamos estar siempre bajo sus órdenes como buenos soldados, que es lo que somos, ante el superior, el Jefe. Él, sería nuestro Caudillo al despertar, y nuestro colofón, al descansar; obedientes sólo a Su bendito corazón. 
Era la Academia militar Divina; los pasos, como buena hija de militar que soy, siempre, bajo Sus santas y justas órdenes. La abnegación, los sacrificios, los deseos caprichosos que fuesen guardados; bien guardados y olvidados. La recompensa era: una vida muy superior a las demás y la verdadera felicidad en este mundo y LA VIDA ETERNA. No vivas, me dijo, nada de fantasía, que eso sería caer en un pozo muy negro y vivir una auténtica locura. Si la cumbre era muy alta que tuviese que subir y subir, habría que seguir al Jefe obedeciendo sus consejos que, sin dudar, eran los mejores. Lo más importante sería hacer su divina voluntad, amarla y cumplirla lo más rápidamente posible en una sumisión perfecta; así recogería las flores más preciadas, delicadas y exquisitas que humildemente brotaran de la misma rama.

“Hacer lo que Dios quiere, querer lo que Dios hace”..., para formar una sola voluntad. Que en eso consistía la virtud del alma.



+Capuchino de Silos





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miércoles, 7 de junio de 2017

Sumisión y obedienci





Siento que mi yo me sermonea y regaña; me habla de calma, de paz y grandeza de espíritu; que no perturbe y malgaste la energía por nada de lo que pueda suceder. En definitiva, que procure ser dócil, sumisa, mansa. Justo lo contrario de lo que mi impulso destila.
Buscar la mesura y la templanza es tener muy domada la ira y dejar el ímpetu a un lado. ¡Vamos!... más que a un lado, ¡tirarlo por la cuneta hasta estrellarlo contra las piedras hasta que pierda, por lo menos, el conocimiento.
Al oído me llega la búsqueda de la dulzura, para que ni siquiera balbucee una letra del sufrimiento, del dolor, de la angustia... Que busque la bondad y la clemencia de ese esfuerzo que llega si se busca cuando lo que quieres es buscar y seguir a Cristo.
Muy al oído: que seas sana de cuerpo y de alma. Que los mansos son de naturaleza sanos; muy sanos. No existe en ellos ni el rencor, ni la provocación. Resisten los golpes y no son heridos; ni se entristecen porque la alegría reina en ellos. Son personas sencillas de corazón, sin ningún doblez; y su rostro lo muestran con la autenticidad del alma que está muy sujeta a su Dios y Señor. De esas almas se dice que “serán bienaventuradas porque ellas poseerán la tierra”.
Y me dijo al oído: si te rindes a la humildad alcanzarás más gracia, y serás “como la verdad comparada al sueño y como el cuerpo comparado a la sombra que hace” ¡Cuánta verdad! Que Dios te defenderá y te vengará de las injurias. Bueno… ¡mira!
También, escucho: que la mansedumbre es huésped de la oración. ¡Otra verdad!. Que son como Marta y María; que juntas reciben en su casa al Señor para mejor servirlo.

Me quedé sumisa con mi blanca perrita en los brazos.



+Capuchino de Silos




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martes, 30 de mayo de 2017

La ceguera

Quiera el Señor que podamos abrir los sentidos internos del alma y cerrar los externos que de nada valen y sirven. 
La ceguera hace que no se vea con claridad las cosas de Dios y la luz que desprende su maravilloso Ser. Es como si la noche se hiciera dueña de nuestros ojos, que aunque los tengamos abiertos nada vemos.
Pero la fe del Señor, es lumbre que se mezcla y entra en nuestra alma cada mañana cuando la pedimos. Él nos la devuelve, sabiendo que por nosotros mismos nada somos, nada valemos y nada tenemos.
Alguien decía que la faz del Señor relumbra como el sol de la mañana; así que si contemplamos las cosas de Dios con sólo nuestros sentidos internos, nuestra alma se ciega con el resplandor de su sola mirada. 
Ahora más que nunca, con toda diligencia y amor debemos pedirle que nos acerque a Él, a ese mismo Cielo en el que está. Quiere que, con las alas de nuestro corazón, pongamos todo nuestro deseo para que lo amemos y conozcamos mejor. Que seamos completamente ciegos y veamos solo con los ojos de nuestra alma para alcanzar el Cielo en el que está.

El ciego aprieta entre sus manos para mejor conocer las cosas; así nosotros veremos y conoceremos mejor la voluntad del Señor si lo agarramos fuertemente dentro de nosotros. Nuestra tiniebla se convertirá en luz del Señor como hizo con San Pablo.



+Capuchino de Silos




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domingo, 14 de mayo de 2017

La violencia puede ser…



La violencia es una herida tan profunda como la picadura de una serpiente de cascabel que deja el veneno dentro y no hay quien lo quite como no sea cortando la hendidura del mal que ha dejado.

Unos aman a Dios porque lo tienen. 
Otros, tienen la devoción de juzgar al prójimo con presunción e inmodestia. 

Los que aman a Dios tienen su gracia. 
Las conjeturas de los otros son completamente infecundas, inútiles y hacen tanto daño como aquellas mordeduras de serpientes. Carecen de falta de atención, de bondad y el mismo diablo huele la carencia de virtud.

Los que aman a Dios tienen el alivio de la veracidad. 
Los otros no creen ni en el mundo en el que viven.


+Capuchino de Silos





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lunes, 8 de mayo de 2017

Alguien me sostiene.


 
Te vi como el niño medio despierto que ve a su madre en la luz del alba, y la sonríe, y se vuelve a dormir.

Señor, hoy me encuentro ante tu omnipotencia como un niño o bebé que, cuando se despierta por la noche, la sola mirada de la madre, le consuela tanto que vuelve a dormirse.


¡Qué maravilla es vivir colgado de tu gracia, de tus dones divinos que en mí has derramado sin merecer nada por mi parte!


Hoy, al llegar la noche, quiero encontrarme contigo y con tu madre, María. En su regazo deseo encontrar mi gozo y mi consuelo. Lo necesito hoy para que la paz me acompañe siempre, en todo momento.


Cuando me lleguen los asaltos que el mal me lanza, haz que sepa reaccionar con la firmeza que me da la gracia y el don que me mantiene unido a ti.



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Siempre, Señor, estás para sostenerme por mucho daño que me hagan los demás.

+Capuchino de Silos

martes, 28 de marzo de 2017

Palabra con mayúscula.




“Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando la simiente para sembrar y el pan para comer, así mi Palabra que sale de mi boca: no vuelve a mí vacía, sino que hace lo que yo quiero y cumplirá la misión que yo le confíe (Is, 55, 10-11)
“Lo peculiar de esta palabra viva es que se trasmite de padres a hijos. (…) Esta es la vía normal para llegar al despertar del corazón y a la oración. No se la aprende a solas. Se la aprende de otro, se la percibe sobre un rostro, se la oye palpitar en un corazón, que vive, irradia vida y despierta a otros a la vida.
En esta dirección espiritual, la tradición alcanza su punto culminante, pues aquí se hace con toda verdad transmisión existencial: espíritu y vida engendrados en otro. Este contacto vivificante con un padre espiritual en el sentido pleno de la palabra –entiendo por tal un padre que esté el mismo llevado por el Espíritu Santo y que pueda él mismo asistir y acompañar a los otros en el Espíritu Santo- , es un momento esencial en el camino que conduce a la plegaria. Es, a la vez, testimonio y diálogo. Testimonio, porque el padre espiritual da cuenta al hijo de la vida que el Señor ha desarrollado en él: dice la palabra de Dios y la transmite. También diálogo, porque el hermano, a su vez, da cuenta a su padre de sus propios deseos espirituales.(…) El padre espiritual es el lazo viviente con la tradición. A su vez interpreta la Palabra. En la transmisión de su experiencia, la Palabra encuentra una vida nueva. En ella comprendemos nuestra vocación y la voluntad de Dios sobre nosotros. La oración queda así preservada de la ilusión. Según los antiguos textos, el padre espiritual debe ser pneumatóforo, es decir, portador del Espíritu. En el Espíritu Santo capta el misterio de la plegaria. Está familiarizado en el más alto grado con las palabras de la Biblia, que para él son ya “espíritu y vida”: nos ayuda a percibir en nuestro corazón el eco de esta Palabra. Lleno de amor y respeto por la obra del Espíritu de Dios nos sensibiliza a sus instigaciones interiores, y, pacientemente, las hace dar fruto en nuestra vida. A la vez es padre y madre, y también hermano, al mismo tiempo que el más precioso amigo, que sabe sufrir con nosotros y llevar el peso de las tentaciones que-según la descripción de Pablo- sufre dolores de parto hasta que Cristo es formado en nosotros. Es alguien cuya pacífica fe desata nuestras dudas y dificultades: es, en fin, el lazo vivo entre Cristo y nosotros, testigo, a nuestro lado, de su amor.
(…) …ejercer una Paternidad-según-el-Espíritu es transmitir la Palabra y acompañar su crecimiento. No hay que subestimar la importancia de esta transmisión de esa Palabra porque es la que hace llegar hasta nosotros la Palabra de la Creación que dio el ser al universo entero. Ella es el eco de la primera palabra que Dios profirió sobre el mundo, el día que la luz de los comienzos apareció en las tinieblas. Todavía hoy es Palabra original y Palabra del Génesis. Dichoso el que de la boca de su padre espiritual ha podido oir como resuena en sus propios oídos la palabra original: este lleva ya el mundo nuevo en su corazón.”


André Louf. 


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martes, 6 de diciembre de 2016

Mi otro ser…,

…es más íntimo que yo misma, me pide que esté disponible en éste tiempo de espera y esperanza; me pide escuchar atentamente y entregarme al Amor. Ese Amor que no se logra alcanzar cuando la Verdad lo visita y encuentra la fuente sola y descuidada y no hay nada en ella. Ni siquiera orden, ni siquiera limpieza. Recuperarla y limpiarla sería lo primordial para hacerla amorosa y poder ahondar en la Voluntad del Visitante. Ésta ha sido y es la meta del día a día; mirarse en esa Madre Santísima para ser otra sierva más de su Santísimo y Amantísimo Hijo. Pero…sola, ¿podría  adivinar esa voluntad divina?
Me digo que mirar en ese manantial del alma, mirar hacia arriba para encontrarse sólo con Dios y olvidarse de sí y sus miserias que contaminan las aguas del arroyo más limpio… “se toma y se bebe de las fuentes de la luz eterna” (San Agustín).”

Capuchino de Silos




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jueves, 3 de noviembre de 2016

Declaración conjunta entre el Papa y la Iglesia Luterana



Comunicado del Superior de la FSSPX, distrito Francia
Al leer la declaración conjunta que el Papa firma con los representantes de la Iglesia Luterana en Suecia el 31 de octubre, con motivo del quinto centenario de la rebelión de Lutero contra la Iglesia Católica, nuestra tristeza ha llegado a nuevas profundidades.
Ante el escándalo que representa esa declaración en la que los errores históricos, los ataques graves contra la predicación de la fe católica y un falso humanismo, fuente de tantos males, se siguen uno tras otro, no podemos permanecer callados.
Bajo el falaz pretexto de amor al prójimo y el deseo de una unidad artificial e ilusoria, la fe católica es sacrificada en el altar de ese ecumenismo que pone la salvación de las almas en peligro. Los errores más enormes y la Verdad de nuestro Señor Jesucristo, se ponen en pie de igualdad.
¿Cómo podemos estar "profundamente agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la reforma", cuando Lutero manifiesta un odio diabólico hacia el Soberano Pontífice, un desprecio blasfemo para el Santo Sacrificio de la Misa, así como un rechazo de la gracia salvadora de nuestro Señor Jesucristo? Además, también destruyó la doctrina sobre la Eucaristía al rechazar la transubstanciación, hizo que muchas almas dieran la espalda a la Santísima Virgen María y negó la existencia del Purgatorio.
¡No, el protestantismo trajo nada al catolicismo! Arruinó la unidad de la cristiandad, separó países enteros de la Iglesia Católica, sumió a las almas en el error, poniendo su salvación eterna en peligro. Los católicos queremos que los protestantes vuelvan al único redil de Cristo que es la Iglesia Católica y oramos por esta intención.
En estos días en que celebramos a todos los Santos, apelamos a la intercesión de San Pío V, de Santo Carlos Borromeo, de San Ignacio y de San Pedro Canisio, quienes heroicamente combatieron la herejía protestante y salvaron la Iglesia Católica.
Invitamos a los fieles … a orar y hacer penitencia por el Soberano Pontífice, para que nuestro Señor, cuyo Vicario es, lo preserve del error y lo mantienga en la verdad de la que él es el guardián.
Invito a los sacerdotes … a celebrar una Misa de reparación y organizar una hora Santa ante el Santísimo Sacramento para pedir perdón por estos escándalos y ruego a nuestro Señor que calme la tempestad que viene sacudiendo la iglesia desde hace más de medio siglo hasta hoy.
Nuestra Señora, Auxilio de los cristianos, salva la Iglesia Católica y ruega por nosotros!

+Padre Christian Bouchacourt



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martes, 18 de octubre de 2016

No quiero que entre Lutero en el Vaticano


"Queridos hermanos, escribo estas líneas en viernes, el día por excelencia dedicado a meditar la Sagrada Pasión de nuestro Señor Jesucristo.  La belleza indescriptible del cuerpo de nuestro Señor, queda transformada en un cuerpo que sangra desde la cabeza  hasta los pies. No hay una sola parte de su bendito cuerpo que no esté llagado y dolorido. Lo abofetearon, lo escupieron, lo apedrearon, lo flagelaron sin misericordia. Le traspasaron las manos y los pies. Desde la frente a los pies todo era un baño de sangre. Y todo Él sigue siendo hoy en día  un baño sangre.
Y desde lo alto de la Cruz se oye la voz del Señor:
¿Quiénes son los que me crucifican? ¡NO  QUIERO QUE ENTRE LUTERO EN EL VATICANO!
¿Qué podemos hacer? El Señor responde: Permaneced a los pies de la Cruz.Permaneced fieles a Mi Iglesia, al depósito de la fe. A la enseñanza tradicional de la Iglesia.
El Señor quiere a sus hijos fieles al pie de la Cruz, acompañándole mientras ahora se le sigue crucificando. Contemplando lo que hicieron y contemplando lo que le hacen ahora sus propios hijos  predilectos. Hay muy pocos al pie de la Cruz. Faltan muchísimos. ¿Dónde están los Príncipes de la Iglesia? ¿Dónde los miembros del Colegio episcopal? ¿Dónde el clero? ¿Dónde los miembros de las Congregaciones religiosas? ¿Dónde los fieles católicos?
¿Estarán distraídos alargando su mano para tirar la piedra al rostro del Señor, quizá lo estarán escupiendo, o empujando? ¡Porque no están al pie de la Cruz! ¿Dónde están?
El Señor repite una vez más: ¡NO QUIERO QUE ENTRE LUTERO EN EL VATICANO! Pero muy pocos somos los que le oímos, únicamente los que estamos al pie de la Cruz. Por esta razón estoy al pie de la Cruz, para oír al Señor y obedecerle. No Señor, tampoco este sacerdote que escribe quiere que entre Lutero en el VaticanoNo quiero que entre el hombre más impío y hereje de todos los tiempos. El que más odio ha tenido a Tu Iglesia y el que más daño le ha causado, y, por tanto, a Ti mismo.
No podemos imaginarnos lo que supone la corona de espinas en la frente del Señor. Con esa Corona reina desde el árbol de la Cruz. Es la Corona del dolor por la infidelidad de sus hijos predilectos. Es la Corona oprobio para los hombres pero de gloria para  Dios Padre. Son las espinas de nuestros pecados que atraviesan Su santa cabeza. Y todo por nuestra salvación eterna. Pero, al pie de la Cruz sigue habiendo muy pocos hijos predilectos que contemplen estremecidos tal imagen de  tal Rey, el único y verdadero Rey de todos los hombres.
La Santísima Virgen sigue llorando al pie de la Cruz por Su Hijo amado,  el mismo que llevó en su bendito vientre, y que ahora lo entrega para la salvación del mundo. ¿Quién la consuela? ¿Quiénes están con Juan consolando a la Divina Madre? Son muy pocos los que la consuelan, son muy pocos los que están al pie de la Cruz.
Queridos hermanos, la imagen de nuestro Señor crucificado en nuestra alma nos mantendrá firmes en el Calvario, fieles a la fe de la Iglesia, a la tradición, a no dejarnos deslumbrar por el error y el engaño que se ciernen sobre la Iglesia, y la oscurece envolviéndola en tinieblas.
Por tercera vez, el Señor dice: ¡NO QUIERO QUE ENTRE LUTERO EN ELVATICANO! ¿Cómo impedirlo?, respondemos. Permaneciendo al pie de la Cruz, nos contesta el Señor. No dejándole solo. Acompañándole en Su agonía. Ofreciendo nuestros dolores y sufrimientos con el Suyo, de valor infinito, y el de Su Santísima Madre, para la salvación eterna de las almas. Permanecer en el Calvario es permanecer en la Iglesia de Cristo, la única que existe, la que hemos recibido de la tradición. La que condenó al hereje Lutero, que  impío vivió e impío murió.
El gran y único milagro, el más indescriptible e inimaginable e inexplicable, el milagro por encima de todos los milagros, ese glorioso milagro del que se mofó el mil veces impío Lutero,  el milagro de la Transubstanciación es la fuerza que tenemos los sacerdotes para permanecer al pie de la Cruz. Porque es el milagro que hace presente el Calvario, del cual no queremos separarnos, para acompañar al Señor y a Su afligida Madre. Con el santo Sacrificio de la Misa permanecemos fieles al Señor y a sus enseñanzas dadas a Su Iglesia.
Bendito y adorable Santo Sacrificio que nos santifica, que santifica a la Iglesia, que ilumina al mundo y lo sostiene, que es la esperanza de los pecadores y su único camino de salvación. Fuera del Calvario sólo se encuentra la oscuridad, la misma en la que vivió y murió el impío Lutero.
Quiero unirme a la Pasión de nuestro Señor, y unir mis sufrimientos y angustias por Su actual crucifixión en Su Iglesia, para la salvación de los pecadores."
Ave María Purísima.
Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa


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