martes, 18 de junio de 2013

¡Cuidado, el diablo anda suelto!




Atención a todos mis seguidores.
Hace aproximadamente una hora me ha entrado en el interior del blog un montón de páginas pornográficas que no podía hacer desaparecer de ninguna de las maneras.
Mi informático ha descubierto que uno de mis seguidores, "ORACIÓN EN EL SILENCIO" era el culpable y el que me había invadido. Hagan desaparecer este blog para que no os ocurra lo mismo que me ha ocurrido a mí.

+Capuchino de Silos



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domingo, 16 de junio de 2013

Camino seguro



Si a pesar de nuestras inseguridades en el plano espiritual y de la posibilidad casi segura de incurrir en errores, mantenemos la fe en que, detrás de todo, está la mano de Dios, en que Dios, a pesar de todo, nos lleva por el camino más seguro, habremos extraído plenamente la consecuencia de lo que es la fe en la divina Providencia. ¿Qué significa que mi camino de vida es el más seguro?: que mi preocupación más grande debe ser vivir infinitamente despreocupado cada segundo y momento de mi vida. ¿Se trata de heroísmo? ¡Ciertamente! ¡Cuánto sacrificio se le exige a nuestra razón y a nuestra voluntad! 
Dejar que Dios elija por nosotros nos infunde una actitud genuinamente católica. Esa despreocupación genuinamente católica debería reflejarse en nuestro cuerpo y alma. Por lo común, estamos intranquilos y ansiosos a causa de interferencias que hay en nuestro espíritu. En efecto, suelen atormentarnos preocupaciones relacionadas con nuestro pasado. Pero lo pasado... ¡ya pasó! Sólo debo preocuparme de vivir despreocupado; no por soberbia, sino porque el Padre es el que empuña el timón de la barca de mi vida. Naturalmente Él permite que ese timón sea guiado por hombres mortales, pecadores y falibles; pero precisamente en esto radica el heroísmo.

+J. Kentenich

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martes, 11 de junio de 2013

El cinismo o la doctrina de los cínicos.



Si vamos al diccionario de la Real Academia Española y buscamos la palabra cinismo nos encontramos con estos dos significados:
    - Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones vituperables.
    - Impudencia, obscenidad descarada.
Tiene otro sentido que indica su significado etimológico, o lo que es lo mismo, el  origen de la palabra: “doctrina de los cínicos”, que procede de cierta escuela que nació, por lo visto, entre los discípulos de Sócrates.

Hoy se denomina como persona cínica a alguien que miente descaradamente, pues sus palabras desdicen claramente de lo que realmente piensa. También se suele asociar con el comportamiento, es decir, alguien que afirma algo que se opone radicalmente a su conducta personal. Pero igualmente se puede decir de alguien que actúa sin ningún decoro, sin importarle lo que piensen los demás, o si con su comportamiento ofende o molesta a otros. El cínico es alguien que ha perdido sensibilidad, afectiva y social, persiguiendo el fin que pretende y pasando por encima de normas, personas y afectos.

¿Cómo superar este odioso vicio? El cinismo es un comportamiento que ofende muchas virtudes: la sinceridad, la caridad, la prudencia, la justicia entre otras. Así se convierte en un pecado detestable. Se puede decir que en el fondo el cínico ha deformado su propia conciencia, pues para poder actuar de esta forma se necesita que la voz interior no le moleste, y la acalla por medio de la repetición de actos viciosos y el convencimiento de estar haciendo lo correcto.

Se impone un despertar de la conciencia hacia la verdad y el bien. El mejor medio para poder recuperar a esta persona es la oración, la dirección espiritual, el sacramento de la penitencia y un plan exigente de trabajo en alguna de las virtudes anteriormente citadas, especialmente en la caridad. Todo esto debe llevar a la persona a una profunda conversión que le haga cambiar en lo más profundo de su alma hacia el amor verdadero.

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miércoles, 5 de junio de 2013

La Oración



“Aquel que no ora no puede esperar recibir del Señor directivas, cambios, renovaciones, gracias, salvación. Quien no ora está librado a su propia voluntad, a los inconexos movimientos espontáneos de su espíritu, a las caprichosas inclinaciones de su corazón, como quien expresamente rechazara la intervención de Cristo o sustrajera su alma de la incumbencia de Dios… No hace falta que el necio diga para sí “no hay Dios”: alcanza con que lo diga con elocuencia su no-plegaria.
Por la ORACIÓN no es que atraigamos a Cristo desde los Cielos: lo descubrimos en el fondo de nosotros mismos. A causa de su Amor desmesurado, de su misericordia extrema  y de la irrevocable ofrenda hecha de Sí mismo por mi salvación, ha querido habitar, por el bautismo, en las profundidades de nuestro hombre nuevo. Es en la ORACIÓN que lo encontramos, muy de pie, a la puerta de nuestro corazón, golpeando suave pero ininterrumpidamente, hasta que nos dignemos abrirle (Ap. 3,20). Cuando, por la plegaria, tímidamente le abrimos, Él irrumpe, avanza resuelto, habita por completo nuestra vida y de inmediato nos libera del lóbrego mundo de tinieblas y realiza nuestra resurrección”.  

+P. Matta:


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sábado, 1 de junio de 2013

“Sólo Dios basta”



"Es absurdo querer llenar un vaso que no está boca arriba; si lo intento se vaciará de nuevo. Esto sucede cuando buscamos los bienes de este mundo: las riquezas, los placeres, el ser tenido en cuenta por los demás; todo esto pasa. La fama de un futbolista estrella dura mientras todavía es joven o hasta la llegada de otro mejor; o cuando aumenta su precio como jugador, y su talento deja de brillar, entonces los aficionados se olvidan de él. El placer de unas buenas vacaciones siempre termina, como el dinero que se gasta en ellas; luego de un fin de semana hay que volver a la escuela o al trabajo. La popularidad de algunos depende muchas veces de las modas, de la ropa de tal marca, del coche que conduce... Lo que entra en el hombre que no mira a Dios lo deja vacío, porque los bienes pasajeros no nos aman como lo hace Dios. Es el hombre que se ama a sí mismo, el vaso que se refleja en su contenido derramado.
Es muy grato poder ayudar a otras personas; gustar la satisfacción de ver sonreír a un ser querido, a un amigo, a quien tiene necesidad de nuestro apoyo. Vivir la caridad y el servicio es dar de beber a los que tienen sed, compartiendo aquello que hemos recibido de Dios. Dios nos llena, pero para renovar esta experiencia hay que darlo a los demás. Entonces éste vaciarse se vuelve un momento de gratitud y esperanza en Aquel que se da constantemente, y nos llena una y otra vez.
Mirar hacia arriba es ser conscientes de la presencia de alguien superior. Vivir con fe nos permite encontrarnos con la mirada de Dios que nos ama. Sabernos hijos de Dios nos vuelve sencillos y nos permite descubrir sus dones incluso detrás de los momentos difíciles. Encontramos nuestra plenitud, el vaso queda lleno, porque con la fe nuestra vida adquiere sentido; en palabras de santa Teresa: "Sólo Dios basta".

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