Uno de los paraguas se volvió y como era casi imposible salir por culpa del viento entramos en casa
esperando a que escampara. No escampó. María seguía encontrándose mal pues la
lluvia le recrudecía el asma aparte de todo lo demás. Estaba
muy pálida y desmadejada. Así que preparé un café y nos sentamos en el salón.
Me puse a leerle un fragmento
del gran poeta Charle Pèguy sobre la esperanza que renace sin cesar en nuestro
corazón.
“Se preguntan, se dicen. Pero cómo
es posible
Que esta fuente de la Esperanza
fluya eternamente.
Fluya eternamente.
Eternamente joven, eternamente
pura.
Eternamente fresca, eternamente
fluida.
Eternamente viva.
De dónde toma esta criatura
tanta agua pura, tanta agua clara.
Tanto caudal, tanta corriente.
¿Acaso lo crea ella?
¿Constantemente?
-No-dice Dios-. Sólo Yo creo.
-Entonces, de dónde toma tanta
agua.
Para esta fuente viva.
Cómo es posible que esta fuente
eterna
Mane eternamente.
Que ese manantial eterno
Corra eternamente.
Algún secreto ha de encerrar.
Algún misterio.
Para que a esta fuente no la
enturbien eternamente las fuertes y densas lluvia del otoño.
Para que no la agoten
eternamente los ardientes ardores de julio.
-Buenas gentes –dice Dios-, no
es tan difícil.
Si hubiera querido formar
manantiales puros con agua pura.
Manantiales de agua pura.
Nunca habría hallado suficiente
en (toda) mi Creación.
Porque no hay suficiente.
Pero son precisamente las aguas
malas con las que forma manantiales de agua pura.
Y por eso nunca falta.
Y por eso también es la
Esperanza.
Entonces cómo se las ingenia
para hacer agua pura con aguas malas
Agua joven con agua vieja,
Días jóvenes con días viejos.
Agua nueva con agua usada.
Fuentes de agua vieja,
Almas frescas con almas viejas.
Fuentes de alma con el alma
vieja.
Agua fresca con agua tibia.
Ay del que sea tibio.
Mañanas jóvenes con noches
viejas.
Almas claras con almas turbias.
Agua clara con agua turbia.
Agua, almas niñas con almas
gastadas.
Almas que se levantan con almas
que se acuestan
Almas que manan con almas
estancadas.
Cómo lo consigue, cómo se las
ingenia,
Ese es, hijos míos, mi secreto.
Porque Yo soy su Padre.
Almas nuevas con almas ya usadas
Días nuevos con días ya usados.
Almas transparentes con almas
turbias.
Almas que se levantan con almas
que se acuestan.
Días transparentes con días
turbios.
Si fuese con días transparentes
con los que hace días transparentes.
Si fuese con las almas, con el
agua clara con la que hace fuentes.
Con agua clara con la que hace
agua clara.
Si fuese con el alma pura con la
que hace agua pura,
Entonces no sería difícil. Todo
el mundo podría hacer lo mismo. Y no habría secreto.
Pero es con un agua impura, un
agua envejecida, un agua cualquiera.
Pero es con un alma impura con
la que hace un agua pura y es el más hermoso secreto que existe en el jardín
del mundo”.
+Charles
Péguy
.
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