A veces el llanto llega a formar parte
de tu vida. No sabemos el por qué a veces se empapa nuestro rostro sin apenas
danos cuenta. Muchas veces aparece sin
motivo; sin embargo, en otros momentos, podemos pasar de ese estado cálido y
ardiente que riega nuestra alma con los más bellos sentimientos, a sentirnos
tan alejados de ellos que ni siquiera somos capaces de mirar al cielo con un
mínimo de ternura. Todos los bellos sentimientos desaparecen, se diluyen y
huyen. Se ocultan en el horizonte, se vuelven fríos, de leyenda escarlata. Ya
nada sabe a almíbar. La vida se abre
perezosamente sin regalo alguno y el sol sin calentar se vuelve de un color sin
luz y frío.
Ya iré enseñando retazos de mi otro "yo"; el que está escondido
en ese rincón que, a veces, señala y sueña en azul. ¡Qué hermoso color!
Sabré calentar mi morada en invierno porque todo está por
llegar.
+Capuchino de Silos
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