La mañana se va yendo
partiendo mis horas.
El viento hace bailar los
sombreros de las madres y su canción se disipa con aire gozoso y alegre.
Los instantes crecen ante mis ojos fugaces y
esplendorosos llenando los minutos de gritos y risas de niños.
El cielo, mientras tanto,
parece derretirse haciéndose transparente en sus aguas azules; los árboles
parecen contagiarse.
Rezo un poco y entiendo desde muy dentro; desde las entrañas.
+Capuchino de Silos
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