sábado, 2 de abril de 2011

...volviéndome diminuta para poder entrar.


Esta es la casita de muñeca que imaginé elaborando uno a uno todos los enseres que hay en ella hace ya muuuuchos años.


Fueron momentos inolvidables, (más de tres meses), los que pasé convirtiéndome en personaje pequeñito recorriendo la casa de arriba abajo para poder entrar equipando toda la casa.


Un día hacía la cama donde descansaría y dormiría mis dulces sueños. Otro, la cómoda donde podría colocar la lencería, la colcha de encajes, la butaca, los cojines, las lámparas con su instalación para darle luz a todos los cuartos, los cuadros, que fueron muchos; así hasta acabar por completo esa habitación y comenzar con otra.


Cada vez que finalizaba un mueble, un cuadro, una cortina, una alfombra, una silla, una mesa, un chinero, un platito con su taza o cualquier otro utensilio, me volvía pequeñita, pequeñita, para poder así entrar en aquel lugar encantado para colocarlo.


Y saltaba de alegría allí dentro de mi fantasía mirando extasiada, arrastrada por mis sueños y viviendo la creación de mi propio cuento donde todos los personajes eran diminutos.

Era genial hacerse pequeñita. Disfrutaba enormemente soñando a ser pequeña para poder leer en aquel sofá o tomarme un chocolate sentada en la cocina escuchando al canario colgado en la ventana.



Cuando salía de aquél pequeño gran espacio y volvía a la realidad, me entristecía porque se acababa la ilusión vivida. Aquél lugar donde todo era cálido único y maravilloso para mí.



 Recuerdo como comencé a darle vida a aquel sueño de madera. Alguien me regaló un piano de cola en miniatura y pensé que había que colocarlo en un lugar para que no se estropease.

Este era el dormitorio con camita de "hierro" y colcha y cojines de encajes.




Colgado en la ventana de la cocina se encuentra Pavaroti, el canario.


Excepto los elementos importantes, el resto los realicé para que la casa tuviese un cuarto de baño bien equipado.



El piano era precioso; sonaba cromático todo él nota a nota.


Y soñé con hacerle una casita adaptada a sus dimensiones para colocarlo en el lugar preferente de aquel delicado ensueño. Le hice un estudio. Un estudio donde también había una mesa de trabajo, dos muebles bibliotecas y una mesita auxiliar con su butaca, aparte de un Van Gogh colgado en la pared Era el lujo de la casa, pues desde el ventanal salías a tomar el sol a la gran terraza.  


Quedó totalmente amueblada y perfilada para que mi pequeño personaje pudiese vivir cómodamente.

...volviéndome diminuta para poder entrar.

+C.


Casita, muebles y fotografías: Capuchino de Silos

'

13 comentarios:

  1. Si no os haceis como niños no entrareis en el Reino de los Cielos.

    Yo también quiero volverme "diminuta para poder entrar".

    (La casita es lindisima)

    ResponderEliminar
  2. Tiene una casita preciosa,que paciencia ha tenido que tener para ponerle los detalles que tiene.
    Que Dios la bendiga.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Dios mío, Capuchino, ¡QUÉ MARAVILLAAAA!¡Qué habilidosa! ¿Solo en tres meses?
    Cada detalle es genial. Los cuadros con sus marcos, las estanterías con sus libros, las lámparas.... Yo también quisiera poder entrar y tumbarme en esa cama tan bullida o tomarme una de tus recetas en esa bonita cocina.

    ResponderEliminar
  4. Qué maravilla!!! Tu blog es muy lindo. Un gran saludo

    ResponderEliminar
  5. Que belleza Capuchino, me hice pequeñita por unos minutos recorriendo su casita... realmente hermoso, una joyita, felicidades!
    Abrazos desde Paraguay

    ResponderEliminar
  6. Pues me has animado a seguir con la de mi hija!, mi madre tenia una que era una maravilla, la tiene mi hermana y la ha mejorado porque la tiene preciosa, mucho mas tarde mi hija tuvo una que aun no terminé...despues de ver la tuya que es una preciosidad me anima a terminar lo que hace tiempo dejé..un abrazo, te entiendo ver toda esa miniatura y hacerse pequeñita ya te cuento.

    ResponderEliminar
  7. Preciosa, entiendo como es volverte pequeñita para estar alli dentro,por que yo sin entrar me he vuelto para verla desde fuera.

    ResponderEliminar
  8. que preciosidad de casita Capuchino!!!a mi me encantan estas casitas...cuando vi la casa que hay en un Museo que hay en Edimburgo me quedé extasiada...la tuya es una chulada...que bien la has montado...que cantidad de detalles...eres una artista, claro como va a estar....voy a verla otra vez....es un gustazo porque me imagino pequeña y un gusto soñlar asi....

    ResponderEliminar
  9. ¡Qué delicia Capuchina, Arquitecto!
    Ahora puede colgar de esas diminutas paredes una de sus acuarelas, si se hace diminuta Dios ya tiene un pincelín para pintar.Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Capuchina debes tener alma de niña para hacer algo tan precioso.
    Te saludo con cariño. Mucho y deseo para tí una Feliz Semana.
    Besotes

    ResponderEliminar
  11. ¡Pero que preciosidad¡ Me encanta cada habitación, cada detalle, cada rincón. Todo tan cuidadito

    Yo es que soy medio manazas y me admira la capacidad de trabajar en tan pequeñito y con tanto esmero.

    Pero además de la habilidad, me ha gustado el cuidado de cada detalle.

    La cocina me ha fascinado de forma especial.
    Gracias por la fotos¡

    ResponderEliminar
  12. Dios te bendiga, que bello trabajo. Cuanto amor en cada detalle. Felicitaciones.

    Rosa

    ResponderEliminar
  13. Me he quedado maravillada, es una belleza! Yo también quiero volverme diminuta y entrar ahí!
    Besitos

    ResponderEliminar