En realidad la vela sigue encendida.
Siempre, desde ese día, "Miércoles de ceniza” se
enciende todos los días antes del rezo del Ángelus, (ahora Regina Coeli). Rezamos
con ella encendida toda la familia; mis hermanos, mi marido, mi hija y yo conectándonos
por wasap. Nos saludamos, hablamos entre nosotros, reímos con alguna
bobada, y cuando va a dar el primer toque de las 12, el reloj de mi hermano el pequeño nos llama al orden como buenos hijos de militar, y comenzamos
saludando a la Virgen.
-REGÍNA Coeli, laetáre, alleluia;
Luego, seguimos rezando el Santo Rosario todos
juntos. Al llegar a la letanía, tomo mi turno y la rezo en latín sin aumento alguno de advocación y sigo con tres Padrenuestros, Avemarías y
gloria.
El primer Padrenuestro por: el Papa, (se oye al
fondo muy bajito: Benedicto), el obispo, las necesidades de la Iglesia y
España.
El segundo por: el Patriarca San José para que
nos conceda una buena y santa muerte.
El tercero por: las almas benditas del
Purgatorio.
Antes de terminar alguien sigue con un “Bendita sea tu
pureza”
A mí me gusta ofrecer algo al Señor y rezo:
“Tomad Señor y recibid…” sin dejar un suspiro para que todos lo hagamos y,
además, subo la voz.
La vela sigue y sigue hasta la noche con su llamita resplandeciente e infinita. No se cansa. Generalmente la apago sobre la una y media o las dos de la madrugada cuando le pido perdón al Señor por todos los pecados de mi vida y las faltas del día que nunca faltan.
¡Qué más quisiera!
Generalmente, a media tarde ponemos música a tope;
¡pero a tope!; cantamos y escuchamos música en la biblioteca que, con
cinco bafles, suena a auditorio importante sin molestar a ningún vecino. Mi marido disfruta como un niño escuchando jazz sentado en el centro de la habitación
para dejarse envolver por la buena música; mi hija y yo, cambiamos a otro
tipo de música y bailamos y bailamos hasta caer rendidas.
¡Oh, Dios mío qué tiempo tan difícil estamos viviendo!
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