En Santiago, en Galicia, en España, hoy cantan las campanas mostrando el silencio profundo de nuestra Fe para darle gracias al gran Apóstol que ha cuidado y cuida a nuestra España querida.
Él duerme mientras tanto, sumido en un sueño glorioso, rodeado de ángeles y más apóstol que nunca, como el más fiel esclavo de Dios es Cristo Jesús, y Rey mío, y de todos.
Hoy, todas las campanas de plata y oro cantan a voces y no se esconden de nada. Lo hacen mostrándole a Dios el corazón sangriento de la que fue su tierra; hoy, llena de heridas.
Desde aquí, y otros muchos sitios, siguen tañendo fuerte para que su música llegue al mismo Cielo, con todas las armonías que viven dentro de ellas dando gracias por haber amado tanto a ésta bendita tierra de María Santísima.
¡Viva Santiago Apóstol!
¡Viva España!
¡Viva Cristo Rey!