La causa de la degeneración de la Iglesia ha sido casi
siempre imputable a la negligencia y abuso hacia el Santo Sacramento del Altar.
(San Juan Fisher, mártir. Corpus Christi).
El obispo Atanasio Schneider es conocido por su determinación en defender
la Sagrada Comunión en la boca. Participó como auditor en el Sínodo sobre la
Eucaristía del año 2005 (La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y misión de
la Iglesia). En su relación habló del respeto hacia la Sagrada Eucaristía,
recordando, para ello, el respeto que su propia madre le inculcó en los tiempos
de la Iglesia perseguida en la Rusia comunista. Son múltiples sus
intervenciones en coloquios y conferencias, siempre defendiendo con valentía y
profundo amor a la Iglesia la dignidad y reverencia que supone recibir el Señor
de rodillas y en la boca.
Tras su primer libro Dominus est, Reflexiones de un obispo de Asia central
sobre la Sagrada Comunión (Librería Editrici Vaticana. 2009), ha aparecido en
enero de 2014 su segundo libro: Corpus Christi. La Santa Comunione e il
rinnovamento della Chiesa (Librería Editrici Vaticana).
Deseo comentar dos puntos del libro de gran interés y que ayudarán a
ilustrar y a formar una idea lo más correcta posible sobre ellos; uno, sobre
las funestas consecuencias del actual rito de la Comunión en la mano; y el
otro, las razones teológicas y litúrgicas para recibir la Sagrada Comunión de
rodillas y en la boca.
En primer lugar, La práctica moderna de la Comunión en la mano supone una
profunda llaga (profonda piaga) en el Cuerpo Místico de Cristo, práctica que
difiere esencialmente del rito análogo de los primeros siglos, donde al poner
la Sagrada Hostia en la mano (en las mujeres sobre un paño), el fiel se
inclinaba reverentemente y comulgaba directamente con la boca. Debido a la
confusión y abusos respecto a la Sagrada Comunión, a partir del siglo VIII, por
lo menos, se daba la Comunión directamente en la boca de los fieles, y de esta
forma se conseguía poner más de manifiesto que la Santa Comunión no es una
comida común, sino realmente el Cuerpo de Cristo, la sacralidad en persona.
El actual rito de la Comunión en la mano nunca ha pertenecido (mai
appartenuto) al patrimonio litúrgico de la Iglesia católica. Esta práctica
actual de la Comunión en la mano es un invento calvinista (inventato dai
calvinisti), y difiere sustancialmente del rito de la Iglesia de los primeros
siglos, y ha causado y continúa causando un daño de proporciones verdaderamente
preocupantes, además de un daño a la recta fe (recta fede) eucarística, a la
reverencia (riverenza) y al cuidado hacia los fragmentos eucarísticos (cura
verso i frammenti eucaristici).
Las consecuencias son devastadoras para la fe eucarística:
·
Se ha llegado a un sorprendente
minimalismo (minimalismo) en los gestos de adoración y de reverencia.
·
Se trata de un gesto reservado a la
comida común (cibo comune), que causa a una gran cantidad de fieles, en
especial a los niños, las percepción que en la Hostia Santa no está presente la
Persona Divina de Cristo, sino más bien un símbolo religioso, en cuanto podemos
tratarle como tratamos la comida común.
·
Se causa una abundante pérdida de
fragmentos (perdita di frammenti) de la Hostia Santa, que al caer al suelo son
pisados inadvertidamente por los que comulgan.
·
Se ha aumenta de forma de forma
alarmante el robo (furto) de Hostias consagradas.
No hay en la Iglesia ni sobre la tierra algo tan sagrado (sacro), ni tan
divino (divino), ni tan vivo y personal (vivo e personale) como la Santa
Comunión, porque la Comunión es el mismo Señor eucarístico.
Es incomprensible como dentro de la Iglesia no haya personas que reconozcan
esta llaga (piaga), considerando, por el contrario, este asunto como secundario
(secundaria), y todavía muchísimo más incomprensible es que haya personas que
dentro de la Iglesia la defiendan (difendono) y propaguen (diffondono).
Recuerda el Obispo Schneider que los temores del beato Papa Pablo VI en la
Instrucción Memoriale Domini, del 29 de mayo de 1969 se han cumplido:
1.
Disminución de la reverencia hacia el
augustísimo Sacramento del Altar.
2.
Profanación del mismo Sacramento.
3.
Alteración de la recta doctrina de la fe
eucarística.
En segundo lugar, veamos las razones teológicas y litúrgicas para la
recepción de la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca. Para ello recuerda
que no basta el culto interior, pues Dios se ha hecho hombre y por tanto visible.
Por lo que un culto esencialmente interior no es coherente con la Encarnación.
Tal culto sería un culto “platónico”, protestante y esencialmente gnóstico. El
culto debido al Cuerpo Eucarístico de Cristo debe ser necesariamente exterior e
interior. Ambas formas son inseparables.
Partiendo de lo anterior, añade que la simbología de la boca expresa de un
modo convincente el contenido espiritual y religioso: el beso tiene la imagen
de un acto de amor interior y espiritualizado (Por ejemplo, en el Cantar de los
Cantares); en el Salmo 84, 11: la Justica y la Paz se besan, podemos pensar
también en el beso litúrgico o santo beso fraterno (1 Cor 16, 20 etc.). La
palabra adoratio se compone de os ad os (es decir, boca a boca). La palabra
fuera de la boca: es imagen de aquella PALABRA Eterna que procede de Dios, y de
Jesús que de Su boca insufla el Espíritu Santo (Gn 20, 27).
Además, Las palabras Accipite et manducate, se traducen literalmente como
Recibid y comed, que fueron dichas directamente a los Apóstoles, sacerdote de
la Nueva Alianza, no a la totalidad de los fieles. Si esto no fuera así, las
palabras Haced esto en memoria mía se dirigirían, en consecuencia, a la
totalidad de los fieles, que en virtud de estas palabras, hoy podría participar
del sacerdocio ministerial. Por otro lado, la palabra accipite no significa
tocar con la mano sino más bien la acción de recibir. La palabra accípere, por
ejemplo, se encuentra en: recibid el Espíritu de verdad (Jn 14, 17): Recibid el
Espíritu Santo (Jn 20, 22), etc.
La recepción de la Sagrada Comunión no se trata de de un acto externo de
poder tocar con la mano, sino de un acontecimiento profundamente espiritual: se
trata de un poder recibir el sacramento eucarístico con el corazón, con el
alma, pero evidentemente también con el cuerpo convenientemente, esto es con la
lengua y de rodillas.
La Iglesia vive de la Eucaristía. El Cristo eucarístico en el verdadero
centro de la Iglesia, y por serlo lo es también la adoración. Lo primero es la
adoración. Nunca podrá haber progreso espiritual, tanto personal como general
en la Iglesia sin no hay una verdadera actitud de reverencia y adoración al
Santísimo Sacramento. El rito actual de la Sagrada Comunión en la mano se ha
revelado como una práctica no pastoral, que conlleva un gran perjuicio a la fe
y a la piedad de los fieles.
Debería surgir una gran movimiento entre los fieles que unidos a la llamada
de TODOS DE RODILLAS iniciaran la renovación de la Iglesia, desde abajo,
recibiendo la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca. Bastaría que algunos
fieles o amigos se pusieran de acuerdo y juntos comulgaran de esta forma,
ayudándose espiritualmente unos a otros. La práctica demuestra que cuando unos
empiezan a arrodillarse otros los siguen.
Adoro te devote latens Deitas. Te adoro con devoción Dios escondido.
Todos de rodillas.
Padre J. M. Rodríguez de la Rosa