Se acerca la
Ascensión del Señor y qué difícil se me hace pensar hoy en el Cielo.
No sé si habré utilizado bien la bondad a lo largo de mis años para merecerme tan preciado y maravilloso regalo.
No sé cómo será ese encuentro cuando mi alma se haya separado del cuerpo y se presente sola ante el Altísimo.
No sé si podré tener allí un pequeñísimo lugar aunque sólo sea un mínimo rinconcito.
Me da por pensar: es miedo lo que siento; pero por ninguna causa quiero cambiar el sentido de ese último momento que me llegará más tarde o más temprano.
Hoy, por mucho que busco, no encuentro el rostro misericordioso de mi Señor.
No sé si habré utilizado bien la bondad a lo largo de mis años para merecerme tan preciado y maravilloso regalo.
No sé cómo será ese encuentro cuando mi alma se haya separado del cuerpo y se presente sola ante el Altísimo.
No sé si podré tener allí un pequeñísimo lugar aunque sólo sea un mínimo rinconcito.
Me da por pensar: es miedo lo que siento; pero por ninguna causa quiero cambiar el sentido de ese último momento que me llegará más tarde o más temprano.
Hoy, por mucho que busco, no encuentro el rostro misericordioso de mi Señor.
+Capuchino de
Silos
'