Mis golondrinas han vuelto
a anidar con la misma alegría de ayer.
La lavanda ha despuntado
sus primeras flores lilas, y espero, inclinada y ansiosa, que nazca mi propia
primavera.
He abierto mi casa
ofreciéndole un pequeño regalo. Es lo que tengo.
Mi alma, desbordada,
camina junto a sus pasos sin verlo pero lo encuentro después de mucho andar.
Allí está, detrás de las oscuridades espesas del bosque, donde siempre hallo
nuevos destellos de luz, aunque a veces, distraída, no logro encontrarlo en
tantos días de espera y búsqueda.
Mi deseo no es otro que hallarlo...y
la luz se diluye haciéndose mucho mayor...y llega la oración que lo invade
todo porque Él se encuentra en aquella luz.
Y yo con un insignificante regalo.
A cambio, me lo da todo.
+Capuchino de Silos
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+Capuchino de Silos
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