viernes, 29 de octubre de 2010

Entre la duda y la Verdad.


"Yo tenía 23 años, cuando decidí alejarme completamente de Dios y de la Iglesia. No podía creer en la existencia de Dios. Si Dios existía, no podía existir el dolor. Sin embargo, busqué la ayuda sincera de algunas personas, incluso sacerdotes, pero no encontré una respuesta satisfactoria. Todos me decían: Reza, pidiendo fe. Pero yo no podía rezar, porque no tenía fe. Así que abandoné la Iglesia, me olvide de Dios y me dediqué a la música, que era lo único que me interesaba en aquel momento.


Pero un día, al cumplir mis padres 30 años de casados, querían que todos sus hijos comulgaran. Yo no sabía qué hacer, quería quedar bien con mis padres para no hacerles sufrir, así que a última hora me fui a confesar. Me emocioné un poco al comulgar, aunque no lo quería admitir. Ese mismo día, compré los evangelios y comencé a leerlos. Lo hacía a la hora de la siesta para que nadie me viera. Leía de corrido, porque deseaba terminar cuanto antes. Leí los tres primeros evangelios sin que sintiera nada especial, pensaba que todo era muy bonito y que eso había sucedido en tiempos de Jesús, pero que eso no cambiaba mi vida ni mi dolor de hoy. Sin embargo, llegué a San Juan y en el capítulo 14, cuando leí: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida…, algo se transformó dentro de mí. No pude seguir leyendo, sólo veía: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Pero ya no eran sólo las palabras, era una voz que me hablaba fuerte al corazón y que mis oídos escucharon y que me decían lo mismo. Caí allí mismo de rodillas. Había encontrado a Dios. Dios me había salido al encuentro y yo lo amaba y Él me amaba. Las lágrimas brotaron abundantes, lágrimas de arrepentimiento y de amor. Esa misma tarde fui a hablar con el sacerdote. Él esperaba mis preguntas, mis dudas, pero yo no tenía dudas ni preguntas. Dios ya me había respondido.


Así comienza mi pequeña historia de amor que no terminará sino en el cielo. Comprendí que de ahí en adelante debía vivir de fe y creer por lo que no había querido creer. A los pocos meses, entré en el convento. Y ahora quisiera dar hasta la última gota de mi sangre para que un alma descarriada se encuentre con Dios. Amo a Dios con todas las fibras de mi corazón y soy feliz".


+&


'

9 comentarios:

  1. Qué historia más bonita... y mas inspiradora.

    Verdaderamente el Señor siempre nos está esperando, siempre está a nuestro lado... basta con que nosotros tengamos sólo la intención de buscarlo para que Él salga ya a nuestro encuentro.

    Precioso post, muchas gracias por compartirlo.

    PD: El Evangelio de Juan es mi favorito.

    ResponderEliminar
  2. Este testimonio es impactante, de esos que uno dice ¿qué qué, que qué ha pasado? de esos que los ateos creen imposible que pase. Solo Dios sabe como llama, solo Él elige cuando hacerlo pra que el alma no deje escapar su voz. Porque quien la oye de verdad, solo puede decirle que sí. Gracias
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Yo caí en la cuenta con Mateo 7, 7 y siguientes. Una historia parecida, sólo que me pilló casada a los 32. Desde ahí lo único que pido es no separarme nunca de él.

    Besos, Capuchino. ¿En verdad eres monja? pensaba que eras madre de familia. Ya me mareé.

    ResponderEliminar
  4. Te he copiado esa oración contra los que nos persiguen, citando tu sitio.

    Gracias

    ResponderEliminar
  5. Andy, ¿verdad que la historia de la monjita es preciosa? San Juan, como siempre, no hizo más que darle el empujoncito que le faltaba con esas palabras: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Son las palabras justas y precisas" para hacerte pensar. Creo, no estoy segura, que fueron las mismas que llevaron al altar a Teresa benedicta de la Cruz.


    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Angelo, estoy de acuerdo contigo. Impacta leer una historia como esta, porque ves como el Señor se sirve de tantas cosas y tantos hilos para no dejar escapar a ningún alma. Absolutamente todas les interesan. Somos nosotros los que nos escapamos de sus misericordiosas manos si no vivimos atentos a sus señales.

    Gracias por venir.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Querida Ale: Me alegro por ti y principalmente, por el Señor que tiene con Él un alma enamorada. Los evangelios dan en el "clavo".

    Me ha hecho mucha gracia que creas que soy monja. La historia, como ves, está entrecomillada. Estoy felizmente casa desde hace, casi, cuarenta años.

    Un besazo por pasarte por aquí.

    ResponderEliminar
  8. Aeronauta. Encantada de "conocerte"

    Puedes copiar lo que quieras, pero te diré que la frase no es mía. Es del blog EX ORBE. Si te fija bien, al final, puedes pinchar y se te abrirá su blog. Un blog muy, muy interesante

    Mucha gracias por tu visita.

    ResponderEliminar
  9. PARA TODOS: Si buscáis y pincháis en las etiquetas, (columna azul de la derecha), SANTO PADRE, conoceréis la historia de mi amiga María.

    ResponderEliminar