viernes, 27 de agosto de 2010
Permitidme tutearos, imbéciles
"Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms».
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado".
Arturo Pérez-Reverte
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Parece que nos parecemos en todos lados, pero en algunas cosas aún estamos mejor en este lado del planeta.
ResponderEliminarBesos
¡vaya, qué susto me dio el título, jeje!
ResponderEliminarSí, Reverte dice cosas de perogrullo, describe hechos y pone en letras de molde el "cabreo" de mucha gente.
Escuché hace poco _no recuerdo dónde_ que España estaba atravesando la peor crisis de los últimos años, con el peor gobierno y con la sociedad peor educada de Europa (o más echada a perder si se quiere).
Por lo demás, últimamente me da pelín de prevención hacerle la ola a Reverte porque varios de mis conocidos y compañeros más laicistas y anticristianos le tienen en un pedestal... y me ha empezado a dar yuyu, oye. Por eso diría que estoy en periodo de observación y análisis :)
Que disfrutes mucho este ultimo finde de agosto. Un abrazo
Los murcianos es que somos así de te sinceros y temperamentales ¡Que le vamos hacer!
ResponderEliminarY este cartagenero es de los discreticos.
Un abrazo
Como me gustaría que Arturo extendiese su misiva a los herederos de la imbecilidad española en Chile.
ResponderEliminar¡Que texto Capuchino!, por un lado se siente un alivio catártico ya que en las palabras de Pérez-Reverte salen nuestras propias palabras, nuestros deseos de decirles a la usanza chilena y con perdón tuyo: "conchas de su madre" y, por otro, vuelvo a contactarme con la pobreza cultural y educacional de una sociedad que consume mierda y tiene la capacidad de reflexión y crítica completamente muerta.
"Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado"... que terroríficamente cierto es esto... sobre todo porque nuestros "líderes" son una manga de imbéciles, vengan del partido que vengan.
Uf!
¡Y viva la blogósfera, gracias por difundir este texto!
besos, besos, besos!
Si es que... lo que dice es, lamentablemente, una obviedad.
ResponderEliminarEs un texto genial, incluso demasiado suave para lo que se merecen estos sinverguenzas.
En fin, que el Señor nos libre de estos malvados imbéciles (porque son ambas cosas)... que se me esta haciendo eterno el final de la legislatura, y eso que la alternativa tampoco es para dar palmas...
Como ya os he comentado, el ratito de internet en este lugar, me es insuficiente para contestaros de uno en uno.
ResponderEliminarOs agradezco vuestra visita y espero, que pronto, ya en Sevilla, podré hacer uso de este aparato en otras condiciones mejores.
Besos y abrazos para todos
Mi paisano se queda corto. Os lo digo yo que he cambiado a mis hijos a un colegio privado que pago a duras penas y con mucho sacrificio por parte principalmente de mis propios hijos.
ResponderEliminarReverte habla de lo académico. No habla de un esforzado adoctrinamiento en antivalores: no te esfuerces, no trabajes, no tengas respeto a nadie, exige "lo que te pertenece",..
Todo esto con el aval de unos padres indolentes en el mejor caso y complices en muchos. (Y por otro lado tambien victimas por lo que les toco a ellos)
Y los culpables los ha señalado Reverte, no son los profesionales, son los que llevan 30 años usando la educación como herramienta politica y electoral.¡ LA EDUCACIÓN ! que habría de ser el pilar de un pais y una de las prioridades de los gobernantes.
Que pena...