lunes, 26 de noviembre de 2012

Preludio

 



Hoy, que fue ayer, amaneció sin sol y el cielo tenía un velo gris de tul y agua. Los aires callaban y escondidos jugaban por encima de las nubes. El olor a tierra  mojada perfumaba mi paseo con toda su fragancia de sabiduría.
La suave frescura me atrapó, me enamoró con dulzura y voluntad nueva; porque aquel manto dotado de hermosura me había colmado con oro un bello preludio en la mañana.

+Capuchino de Silos


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sábado, 17 de noviembre de 2012

Como la flor



Suena el despertador y espero unos segundos a que mi pensamiento mudo y silencioso se rinda por entero y me atrape como cada mañana hace. A esa hora, mi día se va iluminando perezosamente, va  tomando forma, va tomando color; y es en ese momento cuando brota mi oración como la flor que nace a la luz que desde el principio va perfumando; me siento muy amada, más que a cualquier hora del día porque me espera lo mejor de la jornada; cuando camino hacia la iglesia y me dejo sorprender por esa calma divina envuelta por la más bella melodía.

En ese camino hacia misa siento el frio y con él las ganas de Adviento se despiertan cálidas. Es el dulce milagro que Dios repite cada año para que pongamos un poquito de fuego en nuestro corazón.

Lo quiero.

+Capuchino de Silos

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sábado, 3 de noviembre de 2012

...un Monasterio de puertas entornadas

 

“Ni es una plaza pública, un areópago de intemperie —como están llamados tantos en la Iglesia a hacer las veces de proclamantes del tejado— ni es la clausurada cripta, el huerto concluso donde guardar mi secreto para mí —imprescindible también en el Cuerpo—.

Puertas entornadas alude a un modo de preservar un clima, un ritmo de vida profundamente nazareno y contemplativo... pero abierto a que el sediento de Dios pueda asomarse, pasar, y ligar un vaso de agua. Eso sí: nada de botellita envasada; la invitación justamente es a pasar, inclinarse sobre el Surgente, y con ambas manos en cuenco llevarse a la boca un poco del Agua viva, de esa que mana y corre, inatrapable.

Puertas entornadas dice: “no rompo el secreto: lo comparto”. Parto mi secreto sin disminución alguna: quedando todo entero en cada parte, como se canta de la Eucaristía.
Lo entornado es un silente ademán invitatorio a dejar el desguarnecido afuera y acceder al cálido e íntimo adentro, que es “lo secreto” como ámbito de Dios, donde el Padre ve.
Si el monje abre el portón del todo: el Misterio se le pulveriza entre los dedos y la fuente se seca. Si el monje del Cristo Orante lo cierre del todo, un lacerante “estuve sediento y no me diste de beber” atormentará sus oídos... y el surgente, de manar aguas dulces y salutíferas, se tornará amargo y salitroso; y brotará hasta anegar el yermo y ahogarlo en su encierro” 



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martes, 23 de octubre de 2012

50 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II



"En estos cincuenta años hemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce, siempre de nuevo, en pecados personales, que pueden transformarse en estructuras del pecado.
Hemos visto que en el campo del Señor también hay siempre cizaña. Hemos visto que en la red de Pedro también hay peces podridos.
Hemos visto que la fra gilidad humana también está presente en la Iglesia, que la barca de la Iglesia también navega con viento contrario,
en medio de tempestades que la acechan y, a veces, hemos pensado: “El Señor duerme y se ha olvidado de nosotros”.
“Esta es una parte de las experiencias de estos cincuenta años,
pero también hemos tenido una experiencia nueva de la presencia del Señor, de su bondad, de su fuerza"
+Benedicto XVI, Obispo de Roma

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lunes, 15 de octubre de 2012

Puro artificio




Caigo en la trampa
mientras mis pinceles bailan.

Sigo probando
porque quiero repetir
lo que tan bello creaste.

Mis brochas tejen y tejen
en un vaivén de puro engaño.

... y es que nadie puede imitarte.

+Capuchino de Silos




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lunes, 8 de octubre de 2012

Un monje enamorado de Cristo

 

Como no puedo ni escribir ni leer mucho, os dejo este escrito de un monje que no tiene desperdicio.
“El monje del Cristo Orante, como todo monje, ha de tomar muy al pie de la letra aquella consigna del Maestro: cuando ores, ve, cierra la puerta, escóndete en lo Secreto y allí, en lo Secreto, trata con el Padre que ve en lo Secreto.
Pero el monje del Cristo Orante, como el mismo Cristo, ha de tomar también muy en serio aquello otro: ¡no escondas la luz recibida debajo de la mesa! Colócala en un lugar alto para que –cálida y mágicamente— alumbre a los demás. Lo que escuchas susurrado en lo escondido, anúncialo con vehemencia desde los tejados.

Por eso, esa misma puerta que con celo cierras para tratar en lo secreto con el Padre, ábrela con igual celo, cada vez que un hermano la golpee pidiéndote el pan de la oración.
No la abras por cualquier motivo, con cualquier excusa. No.
Sólo justifica que dejes lo secreto para llevar a otros allí, a lo secreto, y allí, en lo secreto, dejarlos con el Padre, para volver tú a cerrar la puerta reescondiéndote en lo Secreto.
Pues para ese Secreto ha sido creado el Hombre”

+Diego De Jesús


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