viernes, 14 de septiembre de 2012

Sol entre nubes



Siempre quiero estar con Él, en todo momento, para poder alcanzar el milagro de su gracia y ser acunada por ese soplo divino que juega conmigo al escondite. Buscarlo hasta hallarlo y ser lo más obediente y dócil cuando mueve mi alma para volar con las mismas alas de los ángeles; porque sola no sé, no puedo.
Quiero contar con ese soplo divino para que cualquier momento oscuro se pueda llenar de luz.
Ese paisaje que me muestra coincide con mi deseo y comienzo a extasiarme pensándolo, así que lo miro fijamente y puedo ver el paraíso convertido en milagro, alegría cálida y nubes llenas de sol, porque Septiembre es un mes de sol entre nubes.

+Capuchino de Silos

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lunes, 10 de septiembre de 2012

Vuelve a ser lunes


Casi el último regalo que he recibido ha sido volver a casa, a la casa de siempre, a la casa donde puedo ver pasar el otoño y el invierno oliendo a chimenea porque me gusta todo lo que rodea ese tiempo. Siempre le pongo un barniz de entusiasmo y lirismo y muy pronto podré saborear las tardes de brasero y lluvia; pronto, también, el mar se volverá plomizo y enfadado y lloverá sobre él sin que yo ya pueda verlo; allí, atrás, allí quedó con todo su maravilloso mundo.
Hoy vuelve a ser lunes. A mí todos los días me parecen lunes, lunes luminosos de puro agotamiento porque es una delicia volver al trabajo de siempre.
Y...comienzo el día pronunciando muy bajito a los pies del Señor que se haga su voluntad siempre, que si es para mejorar cuando Él quiera, pero para empeorar, ¡no, por favor!

+Capuchino de Silos


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jueves, 6 de septiembre de 2012

Trazo dorado

 

El día de hoy es único. No se repetirá y eso me hace meditar para no perder un solo instante. Irá revestido de gracia que me conduce, como siempre, apoyada de acá para allá en ese bastón, que invisible me lleva, para que no pueda caerme. En este día no hay oscuridad, veo la luz que trazo en mi mente con el pincel cargado de oro, con un solo trazo dorado, lleno de luz que nada tiene de desierto oscuro. No hay engaño, ni disimulo. Hay trabajo y una amistad única, especial y verdadera llena de una felicidad que termina con ese bello camino que lleva al sueño lleno de agotamiento y debilidad.
Del cielo nos llega la lluvia, ese maravilloso regalo que cultiva los campos y que está cargado de estrellas, con luna y sol, frío y calor; heladas con noches de oscuridad y días cargados de luz. Todo invita a alabar a nuestro Dios y Señor, invita a amarlo por encima del cielo.

Toda mi vida quiero que sea como ese trazo dorado de incienso lleno de amor.


 +Capuchino de Silos


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martes, 4 de septiembre de 2012

...como en fuga





No es una vez, ni dos, ni tres. Son contables de a miles. Se ve que es hábito; divino hábito. Alcanza con que, en medio de la Lectio divina, uno intente apoderarse de la Sabiduría encharcada en el bache de algún versículo... para ser testigo de esta recurrente escena: verlo al Señor escabullirse por entre los intersticios del texto: le puede servir la amplia lucarna de la o, las recovas de la eme, o simplemente las grietas que dejan los signos de puntuación. Yo lo he visto —e insisto, no una vez, sino mil— al Señor en fuga; huyendo de mis manos posesivas, de mis garras dominadoras, de mis dedos procurando cerrarse sobre un versículo.
Si muchos son testigos del Señor en tantos testigos de su aparición, yo acredito mi parte: a mí se me ha dado más bien ser testigo de su fuga; de su permanente fuga. No digo testigo de su ausencia, pero sí de su estarse-yendo.

Y no se crean que me quejo de la vista que le ha tocado a mi ventana, que no es magra la hermosura de Sus Espaldas, que en progresivo achicamiento, veo retirarse de mi presencia, brincando de jotas a efes, de tildes a comas, internándose cual joven cervatillo en la espesura de los infranqueables montes eternos, donde el Misterio se resguarda y preserva de los depredadores.

Amo el acorde final del evangelio de hoy, como entrañable postal de mi cristianismo: fugit iterum in montem ipse solus.
Siempre bello, Señor; siempre bello; pero nunca tan bello como en fuga. No permitas nunca que te atrape”.

+& 

domingo, 26 de agosto de 2012

...Nicodemo



“Yo continúo siguiéndole, pero aún no le he hablado de mi problema. Escucho lo que dice y cada vez estoy más persuadido de que si hace algo por mí será pidiéndome mucho a cambio. Quizá no me lo pida..., pero yo tendré que dárselo... Me paro a considerarlo y dejo que los días vayan pasando...
El paisaje es muy bonito. Aspiro a pleno pulmón el perfume de las primeras flores, pero así que empiezo a disfrutar de ello siento como un golpe en el pecho: “tú aquí, y allí Rut...” Mi alegría se extingue entonces como la llama de una lamparita bajo un soplo de aire. Me encierro en mí mismo, exprimo todo el dolor que me llena y repito las palabras del sabio: “vanidad de vanidades y todo vanidad...” Luego el dolor, la pena y la añoranza se mezclan con una sensación de disgusto que aparece no sé cómo. En verdad te digo; más vale seguirle y escuchar sus explicaciones, como cuentos que un cantor compusiera en una noche cuajada de estrellas altas, en medio del silencio interrumpido sólo por el rumor de los riachuelos.”

Dobrac  Zynski


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martes, 21 de agosto de 2012

...en su compañía


"Solo de todo para estar con el Solo, tu soledad se ordena a estar presente a la Presencia. Busca, entonces, lo más que puedas traer a Jesucristo dentro de ti presente y ponte junto a Él. Si te acostumbras a traerlo y tenerlo junto contigo y Él ve que lo haces con amor y que vas procurando contentarle, no te faltará, estará siempre y en todas partes contigo.
Solo y en su compañía, descubriéndolo a tu lado o dentro de ti, ábrete con todo tu ser a tratar con Él en la fe y el amor. Estate allí con Él, acallando el entendimiento. Ocúpate en mirar que te mira y acompáñalo y háblale y pídele y humíllate y regálate con Él y acuérdate de que no merecerías estar allí"

+Diego de Jesús 


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sábado, 11 de agosto de 2012

De las obras que proceden de la caridad



No se debe hacer lo que es malo por ninguna cosa del mundo; ni por amor de alguno; más por el provecho del necesitado, alguna vez se puede diferir la buena obra o trocarla por otra mejor. De esta suerte no se pierde, antes se muda en otra mejor. La obra exterior sin caridad no aprovecha; mas todo cuanto se hace con caridad, por poco que sea, se hace fructuoso, pues más mira Dios al corazón que a la obra misma.
Mucho hace el que mucho ama, y mucho hace el que en todo hace bien, y bien hace el que atiende más al bien común que a su voluntad propia.
Muchas veces parece caridad lo que es amor propio; porque la inclinación de la naturaleza, la propia voluntad, la esperanza de la recompensa, el gusto de la comodidad, pocas veces nos abandonan.
El que tiene verdadera y perfecta caridad, no se busca a sí mismo en cosa alguna; mas sólo desea que sea Dios glorificado en todas las cosas. De nadie tiene envidia, porque ama algún placer particular, ni se quiere gozar en sí; más desea sobre todas las cosas gozar de Dios. A nadie atribuye ningún bien; mas refiérelo todo a Dios, del cual, como de primera fuente, emanan todas las cosas, y en quien finalmente todos los santos descansan con perfecto gozo. ¡Oh quien tuviese una centella de verdadera caridad! Por cierto que sentiría estar todas las cosas mundanas llenas de vanidad.

+T. de Kempis